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La educación, otro daño colateral de la pandemia

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Las historias contadas por padres con hijos en edad escolar son inquietantes. La educación se ha resentido -y mucho- durante la pandemia. Escuelas de más de 168 millones de niños de todo el planeta llevan casi un año cerradas

Durante el último año transcurrido -en el que el coronavirus ha sido protagonista indiscutible- niños y jóvenes en todo el mundo han visto como desde marzo del 2020 sus escuelas debían cerrar. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés), alerta en un reciente mensaje sobre los daños colaterales en la educación.

Más allá de las cifras que proporciona UNICEF, las historias contadas por padres con hijos en edad escolar son inquietantes. Desde docentes que no se toman muy en serio las diferencias entre una clase online y una presencial, y que el estudiante tiene obviamente otros requerimientos; hasta algunos maestros que no han logrado desligar sus angustias personales y frustraciones -comprensibles en estos tiempos de pandemia- del momento en que se encuentran a cargo de la educación de un grupo. Como consecuencia, niños y jóvenes se desilusionan de la enseñanza.

Con la instalación La clase de la pandemia, presentada en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York,  se busca que los gobiernos den prioridad a la reapertura de los colegios. En el informe “Análisis del cierre de las escuelas” se destaca que las escuelas de más de 168 millones de niños de todo el planeta llevan casi un año cerradas por completo debido a los confinamientos impuestos por la COVID-19.

En el propio documento se precisa que 14 naciones se mantuvieron en gran medida cerradas desde marzo de 2020 y hasta febrero pasado. “Las escuelas de Panamá son las que más días permanecieron cerradas, seguidas de las de El Salvador, Bangladesh y Bolivia”.

Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF, ha manifestado a medios de prensa su valoración de lo que ha venido aconteciendo: “Conforme se acerca el primer aniversario del comienzo de la pandemia de COVID-19, la realidad vuelve a recordarnos la catastrófica emergencia educativa que se originó como consecuencia de los confinamientos mundiales. Cada día que pasa, los niños que no pueden acceder a la educación presencial se van quedando cada vez más rezagados, y los más marginados sufren las peores consecuencias”.

Andreu Romero

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