Cuba
Cuarteto de “expertos” cubanos concluye: periodismo oficialista es una basura
Es lógico que el periodismo cubano oficial cada vez se hunda más y más. Y que nadie quiera leerlo. Su modelo de prensa es obsoleto y sin interés.
La Mesa Redonda de Cuba, ese espacio que cada vez se ve menos y que aburre tras tantos años de la misma escenografía y con el bubble head de Randy Alonso ofreciendo solo una versión de la noticia -por demás, ensayado durante horas antes del comienzo- arrebató ayer a algunos televidentes con el cuarteto de expertos que convocó para hablar de redes sociales, golpe blando y guerra no convencional contra Cuba. Y de periodismo.
Los Cuatro, con Randy meneando la cabeza a cada rato, concluyeron entre otras cosas que el periodismo oficialista cubano es una reverenda basura, porque otras publicaciones digitales “alternativas” tienen más alcance.
Por supuesto, lo expertos -hasta pena siento de mencionar los nombres- disfrazaron el panorama del modo que mejor les convino, aunque claro, dejaron caer algunas perlas. Entre ellas el hecho de que “Internet” y las redes sociales están incidiendo entre los jóvenes cubanos, “distorsionándoles” el mensaje “revolucionario”.
Javier Sánchez Gómez reconoció que parte de esa prensa se autofinancia por la política de publicidad en Internet -Google Adsense, por ejemplo- aunque no mencionó nombres de esas publicaciones. Para un sistema, un gobierno, que se ha jactado de decir que “esa otra prensa” es pagada desde los EE.UU., los nombres de revistas digitales enfocadas en la realidad cubana que no reciben un centavo de financiamiento gubernamental, no podían salir al aire.
Gómez Sánchez dijo más: reconoció -aunque exageró las cifras- que por un artículo, Oncuba Magazine (ejemplo usado) pagaba el salario correspondiente a un mes de cualquier ingeniero cubano, o profesional universitario. Sus palabras, lejos de incentivar a que el periodismo cubano adopte “otro modelo” o estrategia, sonaron más a crítica a esos otros medios que otra cosa, en lugar de criticar el deficiente modelo de prensa oficial cubano.
Con Jorge Legañoa, Rosa Miriam Elizalde e Iroel Sánchez escuchándolo, Gómez Sánchez mintió al decir que “esos otros medios” tienen más recursos que los medios cubanos oficiales
Eso es falso. Si se suman todos los medios y periodistas cubanos que trabajan desde Guantánamo a Pinar del Río, fotógrafos, diseñadores, editores, etc., a lo cual se suman los recursos logísticos para el desempeño del trabajo, y los altos salarios y recursos que se destinan dentro del Departamento Ideológico a controlar la labor de todas estas personas dentro del periodismo en la isla, está claro que el oficialismo emplea más dinero en difundir su mensaje que “los otros” medios citados. La diferencia estriba en cuestiones fundamentales de organización y del mensaje mismo. De inmediatez, de balance periodístico; de interés.
Si se basan en preceptos de hace 60, 50 y hasta 40 años, cuando el pueblo cubano devoraba en la prensa las noticias antiimperialistas y la de los sobrecumplimientos de planes económicos, es lógico que el periodismo cubano oficial cada vez se hunda más y más. Y que nadie quiera leerlos.
Han basado su modelo de información sobre el extranjero en difundir un mensaje de crisis. Según la prensa cubana, allá afuera solo hay “problemas y desempleo”, pero la realidad choca contra sus deseos de seguir mintiéndole al pueblo. Por más que la prensa oficial se empeñe en difundir su mensaje apoteósico -Legañoa, por ejemplo, empeña buena parte de sus comparecencias en la TV para hablar sobre los problemas de los EE.UU., en lugar de hablar de los miles de problemas que tiene Cuba- en cada CDR, en cada cuadra o barrio de la isla hay decenas de personas que conocen como “Pepito” que trabaja “empujando carritos en un supermercado X de un país X le envía todos los meses dinero a su madre.
Si esos “otros medios” han triunfado autofinanciándose con la publicidad de Internet, que bien baja es por cierto en la actualidad, no es porque tengan más recursos, sino porque ofrecen un mensaje distinto. También porque no se autocensuran; porque calculan y estudian a cada rato “como ser más rentables”, porque les interesa serlo, porque saben que del click depende su existencia; porque no tienen que responder a los intereses de nadie más que al de sus lectores, mientras que la prensa en Cuba busca ser complaciente con el partido y a los periodistas les pagan el mismo salario; lo lean diez o doscientos.
Esta fue “una parte” de lo que se habló ayer en la Mesa Redonda. El resto del programa se enfocó en las redes sociales, y como en estas -según ellos- se enarbola un discurso “dirigido” a derrocar a la Revolución cubana.
Ariel P
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