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Estudio clínico revela que si duermes poco, pudieras morir antes

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Este estudio clínico se complemente con otro, publicado en abril, que halló que “no dormir siete u ocho horas completas por noche también está relacionado con la demencia”.

Aquellos que suelen dormir poco, y al otro día andan medios lelos por la falta de sueño, un nuevo estudio clínico pudiera determinarles un cambio de vida por algo tan sencillo como esto: la falta de sueño está relacionada con la demencia y la muerte prematura. O sea: si duermes poco, pudieras morir antes de tiempo.

No son pocos los “candidatos” a la muerte prematura. La realidad en muchos países -y más actualmente- está obligando a muchas personas a trabajar hasta tarde, muchos de ellos mediante el llamado “teletrabajo”, frente a computadoras.

Pero, ¿cómo afecta esto?

Dice el estudio clínico que “entre 50 y 70 millones de estadounidenses luchan con trastornos del sueño como la apnea del sueño, el insomnio y el llamado “síndrome de piernas inquietas”.

Realizado durante 8 años, el estudio, publicado en diciembre pasado en Journal of Sleep Research, analizó los datos recopilados por el National Health and Aging Trends Study (NHATS).

¿Qué dice el estudio clínico?

Recoge, más que nada, aseveraciones como estas: los adultos mayores que tienen grandes problemas para conciliar el sueño y que experimentan despertares nocturnos frecuentes tienen un alto riesgo de desarrollar demencia o morir temprano por cualquier causa.

Los datos se tomaron entre 2011 y 2018. El estudio estuvo enfocado en las personas en la categoría de mayor riesgo; las que dijeron que tenían problemas para dormir “la mayoría de las noches o casi todas las noches”.

“Estos resultados contribuyen al conocimiento existente de que el sueño juega un papel muy importante, todas y cada una de las noches, para reducir nuestro riesgo a largo plazo de deterioro cognitivo neuronal y mortalidad por todas las causas”, dijo la autora del estudio Rebecca Robbins, instructora de medicina en la Escuela de Medicina de Harvard y especialista en la investigación del sueño.

“Encontramos una fuerte asociación entre la dificultad frecuente para conciliar el sueño y los despertares nocturnos y la demencia y la muerte prematura por cualquier causa, incluso después de controlar aspectos como la depresión, el sexo, los ingresos, la educación y las afecciones crónicas”, agregó Robbins a CNN.

Los datos crudos del estudio

  1. Las personas que tenían problemas para conciliar el sueño la mayoría de las noches tenían un 44% más de riesgo de muerte prematura por cualquier causa.
  2. Quienes dijeron que a menudo se despertaban por la noche y luchaban por volver a dormir tenían un riesgo algo mayor: un 56% más de riesgo de muerte prematura por cualquier causa.
  3. Las personas que informaron que habitualmente experimentaban dificultades para conciliar el sueño tenían un 49% más de riesgo de demencia.
  4. Las que a menudo se despertaban por la noche y tenían dificultades para volver a dormirse tenían un 39% más de riesgo.

“Encontramos un 56% más de riesgo de demencia y un 80% más de riesgo de mortalidad por todas las causas durante los siguientes ocho años entre aquellos que experimentaron ambas dificultades concurrentes para dormir: quedarse dormidos o despertarse del sueño”, planteó Robbins.

Este estudio clínico se complemente con otro, publicado en abril, que halló que “no dormir siete u ocho horas completas por noche también está relacionado con la demencia”.

Ese otro estudio clínico monitoreó el comportamiento del sueño en casi 8 mil personas durante 25 años, y encontró un mayor riesgo de demencia con una “duración del sueño de seis horas o menos a los 50 y 60 años” en comparación con aquellos que dormían siete horas por noche.

En el caso de los pacientes de 50, 60 y 70 años, que suelen por lo general dormir menos, esa corta duración del sueño se asoció con un “30% más de riesgo de demencia”, independientemente de “factores sociodemográficos, conductuales, cardiometabólicos y de salud mental”, incluida la depresión.

Los expertos consideran que la conexión entre el sueño, la demencia y la muerte prematura por cualquier causa es preocupante.

Está claro que no todos los organismos son iguales: existen personas que pueden dormir cuatro y cinco horas durante toda una semana, y desarrollar al otro día sus actividades normalmente. Mientras que hay otros que si no duermen ocho, no llegan a las 9:00 pm de la noche del otro día. Lo que está “indicado” es que las personas duerman entre siete y diez horas cada noche.

Eso, depende, claro, de la edad de las personas.

Esta “somnolencia” está reconocida como un “problema de salud pública”. La falta de sueño se asocia con un mayor riesgo de afecciones, entre ellas la diabetes, derrames cerebrales, enfermedades cardiovasculares y demencia.

Debido a los hábitos de sueño de los estadounidenses y de las personas de todo el mundo, la falta de sueño amenaza la salud de hasta el 45% de la población mundial, según datos de la Sociedad Mundial del Sueño.

En el caso específico de Estados Unidos, datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades indican que uno de cada tres estadounidenses no duerme lo suficiente.

Roberto A.

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