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Cuba

El Día del Maestro: un gasto extra para el bolsillo de los padres

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A los gastos de diciembre, hay que agregar los regalos del Día del Maestro. Ningún padre quiere que su hijo sea mal mirado

El 22 de diciembre es un dolor de cabeza para muchos padres. Dice Dayana, joven madre de mellizos, que desde el primer día del mes se están reuniendo en la escuela para ponerse de acuerdo con los regalos. “Son dos maestros, la directora y el profe de Educación Física. Además, cada familia debe poner 50 pesos para la fiesta”, agrega.

En esa fecha, pero del año 1961, culminó la Campaña de Alfabetización y Cuba se declaró Territorio Libre de Analfabetismo, uno de los logros del recién creado gobierno revolucionario de 1959. Por eso, desde entonces se celebra el Día del Educador.

“Se van para sus casas con las jabas llenas, creo que pasan todo el año esperando ese momento”, declara Olivia. “Cada vez se complica más conseguirles obsequios. Las tiendas tienen pocos artículos para la ocasión y los pocos que quedan son a precios altísimos, lo mínimo que compres te resta 10 CUC del bolsillo”.

La mayoría de los educadores atienden a más de un aula. Por tanto, reciben el “agradecimiento” de decenas de estudiantes. “Si el colectivo se pone de acuerdo, perfecto: cada cual da la misma cantidad para comprar algo en conjunto y evitar las diferencias. Sino son hasta 30 paqueticos distintos, el buró repleto. Ahí se llevan hasta lo inimaginable”, expresa Marian.

Tania asegura que eso crea situaciones incómodas entre los alumnos. “No todos podemos comprar algo para ese día, las posibilidades individuales son muy distintas. Fin de año demanda demasiados gastos como para sumarle uno más. Siempre hay quien se tira con la guagua andando: ropa, zapatos, adornos, una exageración. Debería ser un detalle para agradecerles, no resolverles la vida”.

Otros, sencillamente, están en desacuerdo con este tipo de homenajes. “Es su celebración, debemos reconocerlos, pero el estímulo es moral, no material. Pena debería darles a quienes piden a los niños. Ahora eso se ve mucho en los profesores más jóvenes, te esperan en la puerta del aula y si no llevas nada te ponen mala cara. La falta de respeto más grande del mundo”, afirma Antonio, padre de un pequeño de 11 años.

Por su parte, Elena reclama que no le alcanza el salario para ello. “Pido dinero prestado para que me hijo se sienta igual al resto. Él tiene dos profesoras, antes resolvía con un champú y un jabón. Ahora lo único que venden son marcas caras, en esa bobería se te pueden ir 15 o 20 CUC”.

Encontrar un presente apenas es el comienzo de la historia. La velada incluye un motivito con comida y música. “La frase de ‘Mamá, mañana hay que llevar un plato’ me enciende la sangre”, explica Rosa. “A esa hora toca inventar un dulce para no quedar mal. Te pasas el mes soltando por dondequiera, cualquiera pensaría que los billetes crecen en los árboles. Además, súmale que los padres somos quienes servimos y decoramos la fiesta. Ese día se las trae. Es como una jornada laboral, pero sin cobrar”.

Vladia Rosa García

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