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Cuba

Regresó de Venezuela en el 2017 y del dinero nada

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Un cubano que prestó colaboración en Venezuela lleva, desde el año 2017, esperando por su dinero. Todo son justificaciones y mentiras.

Un ex colaborante cubano residente en el municipio Minas de Matahambre, en la occidental provincia de Pinar del Río, escribió al diario Juventud Rebelde para ver si así, expuesto su caso en la columna Acuse de Recibo, encuentra solución a su problema. Su nombre es Archivaldo Sánchez Guerra, se identifica como un colaborador que prestó servicios de diciembre de 2014 a marzo de 2017 en la Misión Barrio Adentro Deportivo en Venezuela y a pesar de haber terminado su labor allí hace tres años, aún el INDER no le ha dado el estímulo material -dinero- correspondiente.

Asegura este cubano que días después de regresar de Venezuela, el funcionario Norley Rodríguez Martínez, que atendía Colaboración Deportiva en Minas de Matahambre, le informó a él y al resto de los demás colaboradores que “en caso de haber atraso con el pago por concepto de estímulo material (dinero), había que esperar tres meses después del regreso para, por la escala prevista y por escrito, reclamar lo que corresponde”.

El caso es que Archivaldo lleva ya, no tres meses, ¡tres años! esperando por el dinero que le deben, tras cumplir su misión en Venezuela y nananina tres patines.

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Un colaborador deportivo cubano en Venezuela

Archivaldo aguantó esperando hasta julio del 2018. Reclamó. Nada.

Pasaron tres meses más. Insistió en su reclamación. Nada tampoco.

” La respuesta era la misma en el municipio y en la provincia: Paciencia, hay que esperar, se está revisando, son demasiados casos, la situación ya se elevó…”

Se elevó tanto la reclamación que Archivaldo pudiera creer que se perdió como el globo de Matías Pérez, con Matías dentro. O que explotó, como el globo que tripulara el primer aeronauta mexicano llamado Joaquín de la Cantoya y Rico.

Así y todo, continuó Archivaldo en su proceso de obtener de una vez y por todas lo que le corresponde: el dinero de su misión.

Llamó a la Dirección Provincial de Deportes para que le dieran el número de teléfono de la Oficina de Atención a la Población del INDER.

“La respuesta del Departamento de Colaboración Provincial era que, por orientación del nivel central —nunca dijeron quién—, no estaban autorizados a dar números de teléfono. Además, el Departamento Económico que atiende Colaboración deportiva, no tiene teléfono asignado que permita al personal de provincias llamar y esclarecer.”

“Hay que perder tiempo de trabajo y personal, tener gasto adicional y pasar mil dificultades de Minas de Matahambre a La Habana para hablar con algún funcionario y plantear el caso, dice. Algo ilógico, que choca con la política de nuestro Estado respecto a la atención que se le tiene que brindar a la población.

“Las autoridades deportivas cubanas en Venezuela, cuando veníamos para acá, nos dijeron en reunión sostenida con más de 150 colaboradores de todo el país que nuestras finanzas acá estaban completas, esperando por cada uno de nosotros… ¿Cuál es la razón de tanta demora, de tanto peloteo y parloteo? Mis cuatro compañeros de acá de Minas, inconformes con la cuestión que se les planteó en el Sectorial Provincial de Deportes, fueron bien molestos a La Habana directamente al INDER, al Departamento Económico. Y lo mismo con lo mismo: Se está analizando… tengan paciencia… todavía trabajamos casos que están antes de la salida de ustedes… y así sucesivamente”, escribe el hombre en su carta.

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Colaborador cubano en Venezuela

Expedientes desordenados

Después de tanto traqueteo, explica Archivaldo en su carta, en marzo de 2019 llegó la información al Sectorial de Deportes de Minas por parte de Colaboración Provincial de que habían depositado dinero a los colaboradores que habían estado en Venezuela.

Contento, Archivaldo acudió a ver su estado de cuentas, solo para comprobar que lo habían engañado vilmente.

Reclamó ante Olga Lidia Díaz, jefa del departamento de Colaboración en la provincia. Esta llamó al INDER nacional a una compañera de nombre Mara, quien dijo que él, Archivaldo, “tenía que volver a sacar su estado de cuentas y… ¡volver a hacer la reclamación!

Pobre Archivaldo…

Cansado de tanto peloteo, Archivaldo viajó hasta La Habana y se presentó en el mismísimo Departamento Económico del INDER. Allí lo atendió otra persona, que le dijo que era falso que tenía que empezar su reclamación desde cero. La mujer ágil se ofreció a ayudarlo, entró “al archivo” y allí, “dentro de un desorden de documentos colocados encima de unas mesas”, encontró la reclamación de Archivaldo. Le dijo que regresara para su provincia, que su situación se iba a resolver.

Otra mentira.

Tiempo después le comunicaron que el INDER había depositado diferentes sumas de dinero en las cuentas de los colaboradores. Archivaldo fue a chequear, y ni este kilo partido por la mitad.

Siguió reclamando y dieron con un tal Rolando, quien le dijo que le diera un tiempo, pues estaban en una audiencia fiscal; que le daría respuesta cuando pasara la misma.  La respuesta nunca llegó. Rolando jamás llamó a Archivaldo.

“Estamos cansados de tanta burocracia y de la pérdida de tiempo. Pero ni esta cuestión ni ninguna otra nos impedirá volver a aportar donde sea necesario nuestro granito de arena o cumplir cualquier otra tarea que se nos encomiende. Por último, esto que le escribo estoy dispuesto a sostenerlo delante de quien sea”, concluye el hombre su carta que es, un documento fehaciente repleto de ineptitudes, mentiras y burlas.

por Roberto A.

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