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Cuba

Cuba tendrá nuevo gobierno el 10 de octubre en medio de la “crisis coyuntural”

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Por María Carla Prieto

Es significativo el silencio de la prensa oficialista cuando el próximo 10 de octubre en Cuba se “elegirá” nuevo gobierno. En medio de la denominada “crisis coyuntural”, los cubanos de la isla opinan

A escasos diez días de un suceso que marcará el destino inmediato de los cubanos, nada se ha dicho. La televisión no tiene spots de “Somos continuidad” ni de “Yo voto sí”.

Una nota muy escueta en el diario oficialista Granma aparecida el domingo en la edición digital, explica que el próximo 10 de octubre, y en uso de la atribución conferida en el inciso d) del Artículo 122 de la Constitución, sesionará de manera extraordinaria la Asamblea Nacional del Poder Popular para entre otros elegir al Presidente y Vicepresidente de la República.

Resulta contradictorio que un hecho tan importante esté pasando prácticamente inadvertido, máxime en la actual crisis que atraviesa nuestro país, y ante la cual Miguel Díaz-Canel ha llamado al orden y al fortalecimiento de la ideología en la isla.

¿Cómo pedir el fortalecimiento de un proyecto ideológico del que muchos no se sienten parte? Vale recordar que, en los últimos tiempos, varias acciones de la sociedad civil han sido reprimidas con más o menos fuerza. Jóvenes, animalistas, miembros del colectivo LGBTIQ+ u opositores al gobierno se han visto señalados. La mayor parte de estas manifestaciones fueron pacíficas, sin embargo, se accionó un movimiento represor, que incluyó detenciones arbitrarias y un amplio despliegue policial para disolverlas.

“Yo no continúo nada”

La coyuntura también está haciendo su parte. El cubano de a pie se enfrenta a una escasez de combustible que le ataca por todos los flancos y ante la cual solo recibe la orden de resistir, sin saber cuánto durará el trance.

“Muchacha a mí esta gente no me engaña, cuando ellos no le han dado bombos y platillos a las cosas, es porque algo malo se cuece”.

Resulta alarmante que, aunque nos toca a todos de cerca, muchos se muestren conformes con lo que está pasando: “¿Para qué va uno a protestar? Mira, ellos se inventaron la ley electoral que les dio la gana, pusieron al presidente que quisieron y uno no pudo decir ni ji; entonces creo que lo mejor es que no me entere, así me ahorro los disgustos”.

Lo que sí no pasa desapercibido es lo inusual de la actuación de la dirección del país: “Esta gente de cualquier cosa crean una campaña revolucionaria, así que eso de que estén callados no me gusta ni un poquito”.

Y es comprensible pues, en la actual crisis –estructural y de credibilidad- que atraviesa el Estado cubano, sería contraproducente decir, a voz en cuello, que somos continuidad. “Ya yo no espero nada, ni creo en nada, quiero morirme tranquilo. Eso sí, conmigo no se puede contar, yo no continúo nada”.

 


 

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