Así luce actualmente la casa donde falleció el Generalísimo Máximo Gómez

Abandonada.

Un inmueble que debería ejercer sin dudas funciones de museo con un valor patrimonial, cultural e histórico incuestionables; lugar donde falleciera una de las figuras cimeras de la luchas independentistas en Cuba y uno de los grandes héroes cubanos de todos los tiempos, el Generalísimo Máximo Gómez, luce actualmente como una ruina más.

Las imágenes son más que elocuentes. La tarja expresa lo que es. Un recuerdo “a la memoria de este glorioso libertador”.

Las paredes descorchadas. Los ladrillos a la intemperie. Unos cartones cubren las ventanas… y ni siquiera se anuncia que el inmueble se está restaurando.

Muy poco podemos esperar nosotros, simples mortales, que se nos recuerde más allá de nuestras familias, si la Patria no os contempla orgullosa a sus héroes. Al menos a Máximo Gómez, y a la que fuera su última morada lo mira con desdén.

¿Qué hace y dónde está Patrimonio? ¿La oficina del Historiador de la Ciudad? ¿Qué ejemplo puede dársele a las futuras generaciones? ¿De qué sirve construir hoteles si lo más hermoso que tiene La Habana y Cuba entera es su historia? ¿Por qué gastamos toneladas de cemento en construir o reparar un viejo hotel y no gastamos mucho menos en reparar el inmueble dónde murió el Generalísimo? ¿Por qué no se le “asigna” por contrato, a estos inversionistas hoteleros que, además del hotel que van a financiar y/o a construir también tienen la misión de apadrinar un inmueble de este tipo? ¿O un edificio de viviendas o microbrigada para al menos – digamos – doce familias?

La Habana se destruye ante nuestros ojos. La temporada ciclónica recién ha comenzado. La casa donde murió El Generalísimo un 17 de junio de 1905, fecha que enluta la historia patria tanto como un 19 de mayo de 1895, o un 8 de diciembre de 1896, está ahora mismo expuesta “a la mano de Dios”. O del hombre, que a veces en su ignorancia o desdén puede actuar peor que la misma naturaleza.

Roberto A.