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Irán lanzó varios misiles la víspera contra dos bases aéreas en las que se encuentran desplegadas tropas estadounidenses en territorio iraquí.

En lo que se presume sea el inicio de una guerra entre ambas naciones, según ha confirmado el Pentágono, al menos 22 cohetes cayeron sobre las bases de Ain Al Asad, en el oeste del país, y sobre otra, en Erbil, en el Kurdistán iraquí. La base de Ain Al Asad está situada a 200 kilómetros de Bagdad, acoge a 1.500 soldados estadounidenses y de la coalición; mientras que, la otra base atacada, funciona como un centro para operaciones especiales en el norte de Irak y en Siria.


Por su parte, las autoridades iraníes dijeron que fueron 15 los cohetes lanzados, y se jactaron publicamente de que ninguno había sido interceptado.

“All is well [Todo está bien]”, tuiteó sin embargo el presidente de Estados Unidos pocos minutos después.

A muchos les ha asombrado que a pesar de la magnitud del ataque no se hayan reportado víctimas.

La ausencia de la sorpresa obedece al hecho de que Irán advirtió de antemano al Gobierno iraquí del ataque, sin dudas, la primera respuesta por parte del gobierno de Irán al asesinato del general Qasem Soleimani, quien murió en la madrugada del pasado viernes en Bagdad, tras recibir el impacto de un cohete lanzado desde un dron estadounidense. Junto a él murió el líder miliciano Abu Mahdi al Mohandes

“Irak fue objeto entre las 1:45 y 2:45 [hora local] del 8 de enero de un bombardeo de 22 misiles, 17 en la base de Ain Al Asad, incluyendo dos que no estallaron, y cinco en la ciudad de Erbil, todos en los cuarteles de la Coalición”, explicó por su parte el ejército de Irak en un comunicado.


El lanzamiento de los 15 o 22 cohetes, tiene un claro mensaje. Teherán ha puesto al descubierto “parte” de su capacidad de ataque mediante misiles; demostrando que son capaces de golpear con precisión objetivos situados a más de 300 kilómetros de distancia de sus fronteras.

Preludio de una Guerra.

Doce minutos después del impacto, el presidente Trump aseguró daría una declaración este miércoles por la mañana.

Sin embargo, la demora en una respuesta hace pensar a algunos que EE.UU. pudiera estar ensayando varias opciones.

“Estoy siguiendo de cerca la situación”, dijo por su parte, en Twitter, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi.

“Debemos garantizar la seguridad de nuestros militares, lo que incluye terminar con las provocaciones innecesarias de la Administración y pedir a Irán que cese su violencia. Estados Unidos y el mundo no pueden permitirse una guerra”. Pelosi, fue advertida anoche de la situación por el Vicepresidente Mike Pence.

En teoría, para que EE.UU responda deberá existir un consenso partidista. Sin embargo a muchos les queda claro que, en última instancia, un ataque de mayor magnitud no demoraría mucho en encontrar dentro de las tropas estadounidenses una respuesta.

El jefe de la diplomacia iraní dijo que su país no tomará más acciones de represalia.

“Todo depende de Estados Unidos. Estados Unidos debe entrar en razón y abandonar su temeridad en la región”, afirmó Javad Zarif.

Por su parte, el ministro de Defensa, Amir Hatami, expresó que la respuesta de Irán “será proporcional” a las acciones de Washington, si bien señaló que “lo que pide la nación iraní es continuar hasta acabar con la corrupta presencia de Estados Unidos en la región”; lo cual indidudablemente conducirá a un conflicto bélico de grandes proporciones.

Mientras, este miércoles en la mañana, compareció el líder supremo de Irán, Ali Jamenei, para asegurar que el ataque contra las dos bases con presencia estadounidense en Irak “no es suficiente”.

Jamenei clamó venganza y resaltó que es sumamente importante, expulsar a EE.UU. de la región.

Las Fuerzas Armadas iraníes resaltaron que, cualquier país que preste sus territorios para atacar a Irán será golpeado, en debida respuesta.


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