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Cuba

Pruebas de ingreso a la universidad en Cuba: entre el temor y el negocio

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Texto y foto: Flavia Viamontes

Más de 42 000 estudiantes cubanos del duodécimo grado culminaron su Bachillerato hace apenas dos semanas. Ahora comienza para ellos el camino hacia los exámenes de ingreso a la universidad, tarea que en cada familia requiere de grandes esfuerzos, desvelos y, sobre todo, dinero…

Las temidas pruebas generan todo un negocio, sobre todo para los llamados “repasadores” que pueden ser desde una manera de afianzar conocimientos, hasta una forma de sustituir las deficiencias de los profesores.

La madre de Fausto lo atestigua. Ella y su hijo han emprendido juntos el camino hacia la universidad y para ello paga repasadores desde décimo grado.

Realmente esos estudios extras le han venido muy bien, pero han sido miles de pesos los que han gastado porque a medida que aumenta el grado, se incrementan los precios.

Según alega la madre y reafirma Fausto, los profesores de su preuniversitario que imparten las asignaturas que se examinan —Matemática, Español e Historia—, son bastantes profesionales, pero las clases no dan abasto. “Necesitan mejor preparación”, dice la mamá.

El muchacho asiste a una “escuelita particular” de Nuevo Vedado. Son 50 pesos por dos horas a la semana de cada asignatura y ahora en la recta final los repasos serán más, por tanto es más dinero. “Son más de 600 pesos que para una familia con un sueldo básico, no es posible pagar”, asegura.

El muchacho está optando por una Ingeniería en Telecomunicación o Automática, de primeras entre las diez opciones. Esas son dos de las ingenierías más cotizadas y este año “bajaron” 67 y 62 plazas, respectivamente, para toda La Habana.

Otra de las más valoradas es Turismo, carrera a la que aspiran muchos y que se comenzó a estudiar hace algunos años en el país ante la apertura hacia ese sector y la necesidad de profesionales para ocupar puestos en hoteles y centros turísticos.

Las posibilidades para Turismo son más reducidas (24) y los dos hijos de Laura están interesados. Ella sí se está “halando los pelos”. Tiene un par de jimaguas y, por tanto, todos los estudios extras le cuestan doble. “No obstante vale la pena todo el gasto siempre que mis hijos puedan alcanzar sus sueños. Solo espero que al final de la meta no entre en el juego alguna mano negra que acabe con su posibilidad de futuro”, explica.

Laura se refiere a algunos rumores que han corrido años antes sobre la posible venta de exámenes o el pago de plazas para las diferentes universidades.

A pesar de que el Ministerio de Educación, en sentido general, dedica esfuerzos y toma severas medidas de seguridad para garantizar la transparencia de los exámenes, es cierto que muchas veces se han filtrado las pruebas y se venden en la calle y en las escuelas.

En 2014 un hecho conocido a todos los niveles provocó que los alumnos tuvieran que repetir el examen de Matemáticas, días después de realizado.

Un alumno de aquella época, Alejandro, confirma a Cuballama que en aquel momento se vendió en 50 dólares. “A mí no llegó, pero supe de colegas que se unieron entre varios para comprarlo. Total que de nada sirvió, por suerte”, detalla.

Ese incidente se sumó a otro el año posterior y que también afectó a los estudiantes. Un enunciado confuso en la pregunta número cuatro de la prueba, también de Matemáticas, originó las quejas de los alumnos y la decisión de las autoridades de no evaluar el polémico inciso.

Pruebas de ingreso: ¿necesarias o inútiles?

Cada mayo se genera el debate sobre lo necesario o no los exámenes de ingreso y hasta se propone buscar otras maneras de evaluar la capacidad del aspirante.

Algunos argumentan que son pruebas basadas en viejos métodos de aprendizaje apelando solo a la memoria, y donde lo importante es quién recuerda mejor los conocimientos, no quién más sabe.

Otros alegan lo ilógico de evaluar Matemáticas para quienes aspiran a carreras de letras. No obstante, es extremadamente necesario examinar Historia y Español para cualquier esfera.

“¿Cuántos médicos o ingenieros hemos visto con garrafales faltas de ortografía, deficiencias a la hora de redactar un texto  o que no se saben la letra del Himno Nacional?”, cuestiona Pedro, un viejo profesor universitario retirado que aboga por realizar los exámenes.

“El actual método de ingreso a la universidad permite medir de manera integral los conocimientos aprendidos en los grados anteriores”, manifiesta.

Basta que las autoridades del Ministerio de Educación cubran todos los flancos para que el mecanismo sea lo más equitativo posible y lleguen a las aulas universitarias quienes realmente tienen talento y no solo dinero…

 


 

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