Ternura y abrazos para este Día de las Madres

Casi nadie, o nadie probablemente, conserva el recuerdo del primer abrazo que recibió de su madre al nacer. Si acaso, guarda como un tesoro la foto del momento perdurable.

Ese primer abrazo de nuestras madres, que ya tienen a su bebé para acogerlo y ampararlo, es el inicio de una relación afectiva para muchos indescifrable. Las conexiones madre-hijo han sido explicadas hasta la saciedad por la psicología. Y en el inicio los psicólogos sitúan el apego: ese vínculo madre-hijo que proporciona  seguridad, sosiego, consuelo, agrado y placer.

Este domingo es una ocasión especial para venerar a mamá. Aunque, un consejo, intenta hacerlo cada día con un detalle, minúsculo pero que se perciba. Que la rutina y esta vida presurosa que llevamos no te impidan reparar en lo que hace feliz a tu mamá.

Puede ser tan simple como un día a la semana, sin avisarle, desayunar o almorzar con ella. O en otra ocasión celebra a tu mamá lo bien que sigue cocinando: seguro que nadie logra como ella el sabor, ese punto, de los frijoles colorados o de la ropa vieja.

A veces puedes hacerle tú el café para que ella siga mirando su serie favorita, toda cómoda en el sofá. O cuando esté ocupada en alguna tarea, o con preocupaciones, la puedes sorprender con un beso. También puedes enviar a mamá, a cualquier hora,  mensajes que le recuerden todo lo que la quieres.

Las madres merecen todo. Este domingo, derrochemos besos, mimos, delicadeza, ternura y abrazos. Que dondequiera que esté tu mamá sienta que es única. Que la celebración para ella sea exclusiva. ¡Feliz Día de las Madres!