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Prueba de ADN confirma que ginecólogo holandés tiene 71 hijos
El controvertido ginecólogo holandés Jan Karbaat, cuando murió en abril de 2017 a los 89 años, dejó plasmada en su testamento la negativa a que se le tomaran muestras de ADN.
Pero… tras muchas presiones de los interesados, un tribunal de Holanda autorizó la realización de las pruebas de ADN. Este viernes, por los resultados obtenidos, se ha sabido que Karbaat inseminó con su propio esperma a 49 mujeres en su clínica en Barendrecht, cerca de Rotterdam, que estuvo abierta desde 1980 y hasta el 2009.
Una información de la agencia EFE refiere que “estos 49 casos se suman a otros 22 hijos biológicos de Karbaat con sus tres esposas, lo que le convierte en padre de al menos 71 holandeses entre las cientos de personas nacidas por inseminación artificial que están reclamando que la Justicia les permita hacerse la prueba de ADN para salir de dudas”.
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Tim Bueters, abogado que representa a las personas que hoy conocieron su relación biológica con Karbaat, comentó a los medios de comunicación que los afectados están “satisfechos de poder poner fin a años de incertidumbre, ya que tanto el ginecólogo como su última esposa se negaron rotundamente a las pruebas de ADN por miedo, entre otras cosas, a que reclamaran parte de la herencia”.
En junio del 2017, dos meses tras el fallecimiento de Jan Karbaat, en un programa del canal RTL4 de la televisión holandesa aparecía un joven de 30 años llamado Joey Hoofdman. Ante las cámaras explicaba: “Vi una foto del médico cuando era joven y me dio escalofríos. Estaba muy desconcertado. Conmocionado… casi me caigo”.
Joey Hoofdman (izquierda) y el ginecólogo Jan Karbaat cuando era joven (derecha).
Otro de los testimonios que también ha salido en prensa es el de la psiquiatra Moniek Wassenaar. Ella nunca dudó de que Jan Karbaat era su padre y así lo contaba en su día al diario español El País. “Me dijo que le hacía un servicio a la humanidad donando su semen y que por lo menos había unos sesenta hijos suyos por el mundo. Cuando le hablé de su falta de ética, trató de explicar que todo pasó en los años setenta. Que estaba bien porque las mujeres querían el semen de un hombre con estudios superiores. Mucho mejor que el de un policía, por ejemplo”.
