“Estaré aquí para siempre. ¿Y tú?”, escribía la cantante británica Amy Winehouse a su amigo Kristian Marr en un mensaje de texto. Eran las tres de la madrugada del 23 de julio de 2011. Y ciertamente nunca se ido. Este martes 23 de julio se cumplen ocho años de la muerte de una voz irrepetible, cuando tan solo tenía 27.
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El 12 de noviembre del 2011, el diario español El País publicaba el artículo “Las últimas horas de Amy Winehouse”, de Aurelie Raya. En el texto se cuenta que fue hallada muerta, en la mañana del 23 de julio, por su guardaespaldas. “Los resultados definitivos indican una tasa de 4,16 gramos de alcohol por litro de sangre en el momento de la muerte. Con una tasa de 0,5 está prohibido conducir; 3,5 es el punto límite, la parte del cerebro que controla la respiración resulta afectada”, detalla Raya.
Ocho años sin #AmyWinehouse, ocho canciones para recordarla https://t.co/owLW3e362c
— Sopitas (@sopitas) July 23, 2019
En el reportaje de El País se cuenta asimismo que la madre de Amy, Janis, fue a visitarla el día anterior a su fallecimiento. “Parecía ida, perdida. Solo era cuestión de tiempo”, fueron sus primeras declaraciones aunque luego las adornara: “Podía dormir horas y horas y siempre parecía que acababa de despertarse. Nos bebimos un té, vimos fotos de familia… Cuando me fui, me abrazó y me dijo: ‘Mamá, te quiero”.
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Según algunos, en Body and soul, a dúo con su adorado Tony Bennett, se notaba “su timbre dañado y estropeado por los excesos”. Murió demasiado joven, como otros genios de la música que se agrupan en el llamado Club de los 27: Robert Johnson,Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison y Kurt Cobain.
