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Cuba

Autoridades de Salud tapan las negligencias médicas en Cuba

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Los abogados en Cuba son bastante reacios a llevar pleitos contra el servicio médico de ningún hospital. Saben de antemano que de negligencias médicas no se habla. Ni hay estadísticas

Cuando leí el artículo que publica hoy HyperMedia Magazine, “Doble lealtad en la medicina cubana: la mala práctica”, sobre cómo enfrentarse en Cuba a negligencias médicas enseguida recordé dos historias personales en instalaciones hospitalarias de la isla -hace casi treinta años.

En 1992 mi padre falleció en el Hospital Militar Carlos J. Finlay, de Marianao. Llegó con un infarto y le sentaron en una silla, dijeron que no tenían camas disponibles. Viendo que nadie lo tomaba en cuenta, mi hermano se encargó de que una enfermera le diese una pastilla para ponérsela debajo de la lengua. De repente apareció una cama porque un médico, amigo de mi padre,  pasó y lo vio allí tirado en la silla. Estuvo muy poco tiempo en la cama. Al poco tiempo alguien salió a informarnos que había muerto, y que solo podían pasar dos  familiares. Mi madre y mi hermano entraron; mi tío y yo nos quedamos fuera. Papi solo tenía 49 años cuando le dio el infarto, si hubiera recibido la mejor atención probablemente también hubiera fallecido.

Dos años después -por un cáncer de colon- mi abuelo paterno fue ingresado en el Hospital Clínico Quirúrgico Hermanos Ameijeiras. A mí me tocaba cuidarlo en las noches. En la habitación de mi abuelo solo estaba él y otro señor que no tenía acompañante nunca. Cuando las luces se apagaban, tenía que comenzar a espantar unas cucharachitas pequeñitas (que en Cuba les llamamos americanas) para que no le pasaran por encima a mi abuelo. Toda la noche así, sin poder descansar. Sufría viendo como al otro hombre nadie se las espantaba; pero yo no daba abasto.

En ninguna de estas dos historias hay negligencias médicas perceptibles, pero sí desnudan que hace muchos años ya el sistema cubano de salud -ese del que presumen quienes gobiernan- hace aguas. Y no hablo de si los médicos cubanos están bien o mal formados. Conozco a excelentes profesionales que con los pocos recursos que tienen intentan hacer su trabajo lo mejor posible.

El texto de Yania Suárez para HyperMedia Magazine explica la realidad de Cuba al respecto. Ni estadísticas existen de muertes por negligencias médicas, pues como apunta la autora “si acaso cabrían en una aislada tabla del Anuario Estadístico de Salud Pública como “causas externas” de muerte, V01-98, que hospedaría también otras razones distintas a las malas prácticas médicas”.

Suárez también refiere: “En este país los abogados se espantan al oírte formular una solicitud de pleito contra el servicio médico de tal hospital porque allí han dejado morir a tu hermana, por ejemplo. Yo visité a dos para estar segura: una joven agradable y un señor mayor cansado; ambos se echaron para atrás al escuchar mi demanda y negaron con la cabeza. Al recobrar la compostura, me explicaron que en este país los abogados no hacen eso, que ni siquiera existen las bases legales para que alguien, por su cuenta, pueda hacer eso”.

Ania Liste



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