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Piloto cubano que huyó en MiG-23: “me siento americano”

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El piloto cubano que escapó de la isla rumbo a EEUU en un avión de guerra, Orestes Lorenzo Pérez, contó en sus redes sociales cuánto cambió su vida al atreverse a dar ese paso trascendental.

Hace ya 30 años que el piloto cubano Orestes Lorenzo Pérez abandonó el ejército cubano con un avión de combate de las Fuerzas Armadas, con lo cual dejaba detrás a su familia y comenzaba una separación que se prolongó hasta que él volvió a Cuba y se los llevó mucho tiempo después, en un inolvidable rescate conocido como el “Vuelo del amor”.

En el lejano 1991, el antillano realizaba una misión de entrenamiento de rutina en su MiG-23BN cuando decidió no regresar y se desvió hacía la Estación Aérea Naval de Key West, en Florida, en donde fue recibido.

“Hace treinta años que besé en mi despedida a mis hijos y a la mujer de más coraje que he conocido. Ella acababa de cortar la esquina de la foto que me acompañaría en aquel viaje incierto de todo o nada. Pero la incertidumbre desapareció al llegar a mi destino. Me sentía en casa. Estaba, finalmente, en casa”, escribió Orestes en su cuenta de Facebook.

Como cuenta el diario El Deber, “a toda velocidad y a baja altitud cruzó en solo 10 minutos los 150 kilómetros que separan a Cuba de Estados Unidos. Como iba casi a ras de mar, ni los radares cubanos ni los estadounidenses advirtieron su presencia, por lo que pudo aterrizar sin problemas en la estación aeronaval de Boca Chica, en los Cayos de La Florida”.

El militar solicitó protección y asilo y recibió el estatus de refugiado político, pero aquello significó dejar a su familia, una separación que comenzó a torturarlo y que lo llevó a buscar una solución para reunirse con su esposa María Victoria Vicky Rojas, y sus hijos Reyneil y Alejandro.

“Ese día marcó mi renacimiento. Estos treinta años han pasado velozmente. Muchas luchas en el camino, muchos retos, muchas caídas de las que siempre me levanté, e incontables momentos de alegría, de logros y de gratitud. Nunca me sentí solo. Tuve siempre la mano generosa de muchísimos amigos, y ese sentimiento de inclusión en la familia mayor que es el pueblo americano. Me siento americano, soy americano, y orgulloso de serlo. En aquella decisión de ‘todo o nada’ lo obtuve todo. He tenido a Vicky siempre animándome y guiándome en cada paso. He visto a mis hijos florecer en los hombres de bien que son, y tengo los mejores amigos que alguien pueda tener”, expresa el piloto cubano.

Orestes compartió fotos de aquel recordado viaje a EEUU para escapar de las Fuerzas Armadas cubanas y otros que muestran los restos de la aeronave una vez que fue devuelta a la isla, en donde se encuentra abandonada a la orilla de una carretera.

Lorenzo Pérez sufrió un verdadero calvario para volverse a reunir con su familia, y lo intentó de todo, hasta una huelga de hambre encadenado a la reja del Parque del Retiro, en Madrid, pero no encontraba solución, y ni la petición de la Reina Sofía y el entonces presidente George Bush ablandaron los corazones en el gobierno cubano para dejar salir a la familia.

Desesperado, el piloto cubano llevó a cabo una peligrosa pero audaz maniobra: regresar a su país en una avioneta Cessna 310 de 1961, la cual obtuvo gracias a la ayuda de la Fundación Armando Valladares.

Ayudado por su conocimiento de las fuerzas militares, preparó todo al detalle y logró enviar a su esposa una nota con dos amigas mexicanas que viajaron a la Isla, que daba las instrucciones para que estuvieran a las 17:00 del sábado 19 de diciembre en una carretera frente a la playa El Mamey, cerca de Varadero, en donde finalmente se produjo el milagroso rescate.

Julio Linares



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