El Focsa: la historia de 173 apartamentos vacíos

Texto y fotos: María Carla Prieto

173 apartamentos permanecen vacíos en el edificio Focsa, pese a los problemas con la vivienda en la capital cubana

El Focsa parece un edificio fantasma. Su majestuosidad esconde más de un centenar de casas en desuso y largos pasillos sin transeúntes aunque en sus inicios estuviera concebido para que vivieran y laboraran en sus áreas unas 5 mil personas. Ahora, los pocos vecinos apenas se conocen.

La séptima maravilla de la ingeniería civil cubana fue inaugurada en 1956. Con sus 36 pisos, 373 apartamentos, 10 mil metros cuadrados de superficie y 144 metros de altura estaba pensado como complejo distintivo con supermercado, garaje, restaurantes para los trabajadores de la Cadena de Radio y Televisión CMQ, quienes tendrían el placer de gozar de lujosos domicilios a escasos doscientos metros del complejo radiotelevisivo. Como es sabido por todos, en el 59, “se acabó la diversión…”

Luego de la Revolución, muchas de las familias ricas que lo habitaban partieron del país, y otorgaron a los nuevos dirigentes la posibilidad de disponer de residencias aunque, a día de hoy, no se les saque provecho.

“Me mudé para acá con mi familia cuando aún era pequeña. Mi padre era un médico famoso en la época y compró uno de los dúplex en el mismo año de la promoción. Este es uno de los pocos sobrevivientes al 59″, nos cuenta Dinorah, una de las inquilinas más antiguas. En su piso, el número 27, solo habitan ella y sus descendientes.

Con el enorme déficit habitacional en nuestro país, es doloroso ver cómo el 72% de la construcción está deshabitada. Según funcionarios de la Dirección Municipal de la Vivienda de Plaza de la Revolución, entrevistados por el equipo de Cubacomenta y que optaron por no ser identificados, la entidad no tiene inmuebles vacíos para colocar a la creciente masa de capitalinos sin techo. No obstante, un precinto de esa propia entidad tiene sellados 173 apartamentos en el edificio más alto de la ciudad.

Ingrid es vecina del piso 11. De acuerdo con su testimonio, nunca ha visto llegar inquilinos nuevos. “Cuando comenzaron a venir los jóvenes latinoamericanos a estudiar Medicina, les asignaron estas moradas. Durante la Operación Milagro, muchos de los pacientes se quedaban aquí a pasar la recuperación. Eso terminó y hace ya varios años los hogares permanecen clausurados”.

“Los primeros diez pisos son de oficinas comerciales. Etecsa, Copextel y la Casa Productora RTV Comercial, me imagino no entregarán ese espacio; aunque de forma general, salvo un ministro o algún político importante, el Estado no cederá la propiedad de tan buenos inmuebles a nadie”, asegura.

Vale aclarar que la más pequeña de estas residencias consta de tres habitaciones, dos cuartos de baño, además de un área de piscina, también desaprovechada. Hugo, del servicio de seguridad, cuenta que este espacio no se usa debido a la falta de un socorrista y un encargado, capaces de velar por su correcto funcionamiento.

Carmen revela la verdadera razón: “Esa es un área comunitaria perteneciente al edificio, de la cual solo pueden disfrutar los propietarios y sus invitados. Con el triunfo de la Revolución vino la supuesta igualdad de clases, por tanto se prohibió hacer uso de la piscina, pues nos haría ver superiores a los demás”.

El tiempo ha pasado, el velo de la equidad cayó. Al descubierto quedan los estratos sociales, según los cuales, solo los ricos pueden residir en el Focsa. Así pasa. Los pobres debemos conseguir un amigo que viva allí, presentar nuestro documento de identidad en la recepción y, una vez aprobados, dedicarnos a pasear por los pasillos desolados, soñando con uno de esos apartamentos que jamás ha tenido dueño.