Las historias de Jorge Santana Álvarez y el anciano acogido en Jagüey Grande son solo dos ejemplos de las muchas dificultades que enfrentan los ancianos en Cuba.
Los activistas están empeñados en transformar la vida de los más vulnerables, protagonizando hechos que nos dan esperanzas, en medio de la más grave crisis económica en la historia reciente de Cuba.
Durante su participación en la guerra en Angola, Tamayo sufrió heridas graves en las piernas y el brazo izquierdo. Sus lesiones fueron tan severas que una de sus piernas tuvo que ser reconstruida con la ayuda de varillas metálicas. Como resultado de estas heridas, Tamayo depende de un bastón para poder caminar.
Estos sucesos, difundidos desde ayer, muestran por un lado complejidad de las tragedias humanas asociadas a los accidentes de tránsito, los robos y la emigración.
La fotografía de este señor, sentado en un banco de parque con un letrero que promovía este intercambio, ha tocado el corazón de muchos, incluyendo al propio Limay.
La combinación del envejecimiento poblacional y la crisis alimentaria pone de manifiesto la urgente necesidad de adoptar medidas efectivas para garantizar el bienestar de la población cubana. La estructura demográfica de Cuba tiene implicaciones directas en el desarrollo y la sostenibilidad del país, y es esencial tomar decisiones estratégicas para enfrentar estos retos.
Estas tres historias inspiran a cualquiera. Dos mujeres mayores de 80 años viajan alrededor del mundo en 80 días. Un anciano de 97 se gradúa de secundaria.
Ahora, la policía está buscando al conductor que, según dijeron, golpeó y mató intencionalmente a la anciana hispana de 71 años en Miami antes de huir de la escena.