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Estadounidense sobrevive a oso que lo mordió en la cabeza

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Un estadounidense sobrevivió, casi por un milagro, a un feroz ataque de un oso que lo sorprendió en el bosque y lo mordió varias veces en la cabeza.

Se llama Allen Minish, tiene 61 años, y es un verdadero sobreviviente, pues se sobrepuso a un ataque de un oso pardo que lo atacó mientras trabajaba en el bosque y que le dejó varias mordidas como recuerdo en la cabeza.

Este estadounidense, quien trabajó hace mucho tiempo como topógrafo en Alaska y que conocía bien la zona, inspeccionaba una parcela de tierra el martes pasado en ese estado, como cualquier otro día.

Pero cuando llevaba un tiempo de labor, miró hacia atrás y divisó, en la distancia, a unos 30 pies, a un oso pardo de buen tamaño que corrió a su encuentro para atacarlo.

El hombre intentó protegerse en unos arbustos, pero el animal lo encontró. De pronto, se vio a merced del plantígrado cuando se resbaló y cayó de espaldas, sin posibilidad de escapatoria.

Cuando este se le encimaba para morderlo, se estiró para agarrar la mandíbula inferior porque “si agarras la mandíbula inferior de un perro, no puede morderte”, explicó, aunque terminó con mordidas en la mano.

No obstante, el oso se soltó y “agarró mi cabeza, tomó el primer mordisco, se relajó y dio el segundo mordisco, que era más fuerte”, cuenta el hombre, quien relata que sintió el daño hecho a su cráneo.

Cuando el plantígrado lo soltó, Minish rodó por el suelo, mientras perdía abundante cantidad de sangre. Pese a las serias heridas, el estadounidense sacó las fuerzas para tomar su teléfono y llamar el 911, para pedir ayuda.

Incluso, pese al dolor, tomó un chaleco de topógrafo y una camiseta para tratar de detener o al menos disminuir el sangrado de su cabeza, como cuenta un amplio reporte del portal Alaska News Source.

Los médicos se quedaron sorprendidos por su tolerancia al dolor y a la pérdida de sangre, pese a las heridas en la cabeza que le produjo el oso pardo. Minish hasta se movió del lugar hasta el sitio en donde lo encontraron los socorristas, una hora después.

Como resultado, necesitó más de cien puntos de sutura debido a las mordidas del animal, aunque al menos, vivió para contarlo.

Omar Cortázar



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