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Robótica y automática: ¿en las computadoras de las escuelas de Cuba?

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“¿Se imaginan cuando los muchachos empiecen a aprender robótica?” El anuncio de Miguel Díaz-Canel que genera burlas y risas

La noticia ha generado un aluvión de burlas, y es que, en medio de la reunión para evaluar el plan educacional vigente en la isla, Miguel Díaz-Canel anunció la introducción de la robótica y la automática en los diferentes niveles educativos de enseñanza.

El mandatario se permitió fantasear un poco más: “¿Se imaginan cuando los muchachos empiecen a aprender robótica el cambio que dará la sociedad, cuando la gente comience a buscar otro tipo de aplicación para resolver problemas comunes?”, expresó.

La calle no deja de reírse. “¿De qué robótica estamos hablando si hay temas básicos que no tenemos resueltos? En la actualidad, la Internet no ha llegado a todos los espacios, los cajeros automáticos escasean y en las tiendas no hay un pos que sirva. Primero arreglemos lo que tenemos mal hecho, y luego veremos”, declara Reynaldo, trabajador por cuenta propia.

En efecto, existen ramas mucho más sencillas en esa materia, las cuales debemos ordenar antes de tener las condiciones mínimas para el aprendizaje de robótica y automática. Los equipos de computación por ejemplo, imprescindibles para programar, están obsoletos en buena parte de las escuelas.

“Recuerdo que cuando entré al pre, lo hice ilusionado porque prometieron tablets para los alumnos, como parte del programa de enseñanza. Supuestamente, en estos aparatos estarían los softwares idóneos para el aprendizaje de las distintas asignaturas; y nada”, explica Luis Alberto, ahora ya estudiante de Ingeniería Informática en la CUJAE.

Ciertamente, el gobierno cubano lleva años prometiendo un proceso de informatización de las escuelas a todos los niveles. A día de hoy, no lo vemos.

En mayo de 2017, de 65 mil computadoras en funcionamiento que tenía el Ministerio de Educación, el 80 por ciento estaban deterioradas. Tres años después, el panorama no ha cambiado mucho.

“En la escuela de mi hija – la primaria Juan Triana Pérez, en el Vedado- casi la totalidad de las máquinas están inhabilitadas; por si eso no fuese suficiente, los profesores de la materia tienen una capacitación muy limitada sobre el tema. Lo poco que sabe hacer la niña se lo enseñé yo en casa, ¡y eso porque tenemos computadora!”

Politécnico Pablo de la Torriente Brau, Playa

La situación se repite en otros centros de enseñanza. El politécnico Pablo de la Torriente Brau es uno de ellos. Según Jordán, uno de los alumnos, en su escuela “hay dos laboratorios, uno de plasmas y otro de computadoras culonas; en el primero siempre están los profesores, por eso a los alumnos –a menos que pase algo especial- nos toca el segundo. ¿Qué podemos aprender en Windows XP, cuando esa interfaz ya no existe en el mundo entero?”, se cuestiona.

Ante estas circunstancias, los estudiantes necesitan una computadora en sus hogares pues, aun sin tener los medios, la enseñanza está mutando cada vez más. En las educaciones superiores ya se estilan los libros y guías digitales, las clases que circulan por Zapya o los grupos de Whatsapp para mantener el contacto con los profesores.

Quienes no tienen los medios tecnológicos, sencillamente, permanecen al margen del entramado, y se pierden algunas tareas y evaluaciones.

Entonces, los padres juegan un papel fundamental. Son ellos quienes deben proveer a los jóvenes de los materiales tecnológicos necesarios. Móviles, tablets, laptops o computadoras de escritorio, todas un gasto importante en las familias.

“Cuando me enteré que mi hija iba a coger la Universidad, estuve varias noches sin dormir y no fue de la emoción. Uno, como padre, debe procurarle todas las herramientas: una computadora de medio palo te cuesta 150, 200 CUC y el teléfono de los que se usan, otros cientos. Hay a quien se lo mandan del exterior, pero si no tienes a nadie, como yo, tienes que arañar muy duro”, explica Yadelis.

Vender cosas propias o pedir prestado son las prácticas más comunes. Algunos sacan de sus ahorritos o reciben la donación de un familiar. La verdad es que, sin tecnología, al joven le será mucho más difícil graduarse.

“En estos tiempos, tener una computadora se hace imprescindible para estudiar. En mi facultad, por ejemplo, tenemos que contar con la disponibilidad de las salas de informática, y conjugarlas con las clases. Quien no tiene una PC, aunque sea mala, debe morir hasta bien tarde en el laboratorio, y llegar de los primeros por la mañana, pues la mayor parte de la bibliografía de la carrera es digital”, refiere Mary Laura, estudiante de Filología en la Facultad de Artes y Letras.

La robótica y la automática en las aulas de Cuba, ahora mismo, es difícil visualizarlas.

María Carla Prieto

 


 

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