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Cuba

El órgano oriental, un peculiar instrumento del oriente cubano

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Existe en la región oriental de Cuba un instrumento peculiar introducido  a fines del siglo XIX en la ciudad de Manzanillo. El primer órgano que llegó a Cuba se lleva a la ciudad de Cienfuegos en 1885 procedente de Francia, el mismo que poco después iría a Manzanillo.

Se cuenta que el introductor de este primer órgano de manigueta en Manzanillo fue Santiago Fornaris Jerez, aunque la popularidad de este instrumento está ligada a Santiago Borbolla quien lo uso para amenizar bailes populares.

Luego de los primeros órganos de manigueta traído desde París, Francia se comenzaron a construir en Cuba, primero por los descendientes de Borbolla y luego por otros ingeniosos entusiastas que expandieron el uso del instrumento por el centro y norte de la zona oriental, surgen los órganos de “Varberena”, en Holguín; el de “Los Hermanos Ajo” en Buenaventura, Holguín y el órgano de “Labrada” en Bayamo.

En la zona de Manzanillo la introducción del órgano de manigueta, de origen francés, da lugar al surgimiento de un conjunto formado por el órgano, pailas criollas, güiro o guayo y tumbadora. Con esta agrupación que tiene al órgano como líder se hace la “música molida”, en alusión al movimiento de la manigueta como si fuera un molino manual y se interpretan danzones, sones, polkas, guarachas y muchos otros ritmos, pero todos con el formato sonero, lo que ha dado lugar al surgimiento de una música característica de estilo propio.

Los órganos son de cilindros con cientos de puntillas que al rotar mediante manivela produce las correspondientes notas de cada pieza musical montada en el cilindro en cartón perforado con la canción que se interpreta.

La popularidad del Órgano Oriental, como se le conoce en toda Cuba, se fue extendiendo por todo el valle del río Cauto y luego a la zona de Holguín, siendo su presencia en celebraciones y fiestas populares en toda esta vasta región, formando parte del folklor campesino cubano. En La Habana fue oído por primera vez a finales de la década del veinte al venir a la capital el órgano “Isla de Cuba”.

Para quien no lo ha escuchado, ni bailado con él, les garantizo que es una experiencia única, por lo acompasado del ritmo montuno, que se baila en pareja “sacando agua del pozo y puede usted estar horas girando sin cansarse en una embriaguez colectiva del ritmo. Aún se escucha en los carnavales y celebraciones de las zonas mencionadas gracias a la inventiva de los herederos de estos precursores.

El órgano oriental se mantiene vivo en Cuba gracias a la inventiva y pasión de las familias herederas de esta música.

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