Oficialismo resentido por «trato» a vacunas cubanas

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La agencia Prensa Latina y periodistas oficialistas se olvidan de lo importante, y fieles a su lógica competitiva socialista, echan mano a la teoría de la conspiración y aseguran que razones «políticas» son las que provocan que la OMS no certifique las vacunas cubanas.

El mismo director de BioCubaFarma «les responde» en Twitter, y los deja sin argumentos: el avance de ese proceso “depende de nosotros”, dijo.

Varios oficialistas y medios oficialistas – sobre todo, los periodistas que en esos medios trabajan – andan resentidos y hasta molestos por «el trato» que le ha dado la Organización Mundial de la Salud a las dos principales vacunas cubanas contra el coronavirus: Abdala y Soberana 02.

Hace apenas unas horas, puede decirse, la OMS dio a conocer que la primera vacuna contra el coronavirus de América Latina había sido aprobada y, oh misterio, no era la Soberana 02, ni la Abdala, ni siquiera la Soberana Plus.

Ello, de inmediato provocó un sin número de reacciones adversas en la isla, que molesta por el trato dado a sus vacunas protestó, lo que considera es un error.

El error vino de la boca de la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne. Esta declaró en un comunicado que la vacuna ChAdOx1-S es «la primera decisión de este tipo para una vacuna contra la Covid-19 elaborada en América Latina”, y calificó el hecho como “hito importante para América Latina” que “pone de relieve la importancia de la transferencia de tecnología para aumentar la disponibilidad de vacunas covid-19 de calidad en la región.”

Ya con la frase » transferencia de tecnología » lo dijo todo la funcionaria. En realidad ChAdOx1-S no es una vacuna propiamente creada en América Latina, sino un producto concebido de conjunto entre una empresa argentina y los Laboratorios Liomont de México. La empresa argentina mAbxience, con la tecnología transferida , reprodujo el ingrediente farmacéutico activo de la vacuna anglo-sueca AstraZeneca, y los laboratorios mexicanos formularon, llenaron y envasaron el producto para su distribución.

Dicho de otra manera: no fue creada en América Latina.

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Sin embargo, «el crédito quitado» a la isla desató disímiles reacciones, muchas de molestia más que evidente entre quienes, defienden a capa y espada que, el primer país en América Latina en crear una vacuna contra el coronavirus es Cuba. Esos que defienden con uñas y dientes que los candidatos vacunales cubanos, Abdala, Soberana 02 y Soberana Plus, Ninguna de las tres «vacunas» han sido reconocidas ni autorizadas por la OMS y la OPS, ni siquiera como opciones de emergencia, y la demora ha levantado suspicacias en la isla.

Si bien la OMS y la OPS centran sus esfuerzos en enfermos y en la enfermedad en sí, «comprometidos en el apoyo a nuestros países para que aumenten la producción de medicamentos críticos, ya que la región puede contribuir significativamente a resolver las desigualdades que hemos visto hasta ahora,” al oficialismo cubano le preocupa más el mérito de haber sido los primeros en producir algo, aunque ese algo no haya sido reconocido aún internacionalmente.

El letargo a las vacunas cubanas

Más que las famosas calendas griegas ha durado la aprobación de la OMS a las vacunas cubanas. ¿Por qué? Forma parte de un «misterio», que según la oficialista Prensa Latina obedece a «trabas políticas», como si la OMS y en especial la OPS no se desligaran de toda política a la hora de su trato al gobierno de la isla y de sus misiones médicas.

Lo que se conoces es que el trámite iniciado por la empresa estatal BioCubaFarma para la certificación de los inmunógenos Soberana 01, Soberana 02, Soberana Plus y Abdala se encuentra “en espera de información sobre la estrategia y los plazos para su presentación”. Es decir, que la parte cubana aún no ha enviado esta documentación, y este es un requisito que se precisa para el otorgamiento del aval.

Sin embargo, yaún cuando no ha cumplido con la entrega de esta documentación requerida por la OMS, el oficialismo acusa «letargo» de OMS en la entrega del aval correspondiente a las vacunas cubanas y Prensa Latina en un reciente artículo detalla que los argumentos que esgrime la OMS para no concederle el aval a las vacunas cubanas mueven a pensar que hay un trasfondo político detrás, y acusa a la organización de tener “piernas flacas” y afirma que “se parcializa”, y en un claro asunto de competitividad afirma que “los avales de tres vacunas cubanas anti-Covid-19 superan en todos los índices básicos de eficacia y seguridad a la réplica de la Oxford AstraZeneca”.

No hay dudas que, si finalmente la OMS otorga el visto bueno a las vacunas cubanas, Cuba «retomaría» el título que tanto le preocupa a sus voceros y acólitos.

Según el medio oficialista, las vacunas cubanas, “junto a otras de gran calidad y propósitos según los propios requisitos de la OMS, duermen el sueño eterno en espera de que se haga lo mismo que con la versión argentino-mexicana”.

“Tal letargo es sospechoso, dijeron más adelante, como también los argumentos que se esgrimen para no concederle el aval”, afirmó Prensa Latina.

La agencia oficialista, que responde directamente al Partido Comunista de Cuba dijo también que los argumentos para la demora “poco o nada tienen que ver con parámetros médico-científicos y se centran en asuntos de burocracia como estrategia y cronograma de entregas”.

Que otro inmunógeno latinoamericano contra la enfermedad viral, haya salido a la luz, ya aprobado por la OMS, antes y en detrimento de las fórmulas cubanas es algo que el oficialismo cubano no parece dispuesto a perdonar a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Que publiciten el ChAdOx1-S como «la primera vacuna de América Latina contra el coronavirus;» precisa ser «combatido» desde el oficialismo como si de un virus se tratase.

Al menos así lo vio Leticia Martínez Hernández, una de las periodistas del equipo «presidencial» de Díaz-Canel.

Así también lo vio el doctor Eduardo Martínez Díaz, presidente de BIOCUBAFARMA, entidad encargada de presentar y representar ante la OMS las vacunas cubanas.

Martínez Díaz dijo que el proceso de certificación ante la OMS de las vacunas cubanas avanza, aunque no dijo si como liebre o tortuga.

“Desde el inicio hemos mantenido al tanto de los avance a la OPS/OMS, tenemos un nivel de intercambio fluido y hemos anunciado el interés de someterlas al proceso de precalificación”, aseguró el galeno desde su cuenta de Twitter.

En un arranque de sinceridad y para dolor de muchos detalló que el avance de ese proceso “depende de nosotros”, pues se está “adaptando la documentación que se debe enviar a la OMS.”

“Mientras este proceso avanza no existe ningún impedimento para usar las vacunas en Cuba y otros países que las demanden y cuya autoridad regulatoria las apruebe, para su uso de emergencia,” explicó también.

El galeno actuó como ese pintor que tira una brocha de cal y otra de cemento. Por un lado quiso quedar bien «con todos» – entiéndase, el oficialismo – y aclaró que “las primeras vacunas contra la Covid-19 desarrolladas en América Latina y el Caribe son Abdala, Soberana 02 y Soberana Plus”, pues estas gozan con el aval de una Autoridad Regulatoria reconocida por la OMS y de referencia en la región: El CECMED, entidad cubana que le otorgó el Autorizo de Uso de Emergencia a Soberana 02, Abdala y Soberana Plus.

Que CECMED esté «certificada» por la OMS es sinónimo de reconocimiento, aún cuando la OMS no haya aún reconocido las vacunas cubanas.

Sin embargo, lo mejor que dijo Martínez Díaz fue:

“No competimos con los países hermanos de la región para ser los primeros, competimos con un virus. Teníamos la experiencia y capacidad, trabajamos muy duro y lo logramos. Las vacunas cubanas contra la Covid-19 han demostrado ser muy efectivas.”

Dicho de otra manera: los científicos, los verdaderos, no están inmersos en esas triquiñuelas de «yo fui el primero» o «el mérito es mío». Al menos no ahora, en que la pandemia se cobra tantas vidas diarias. Lo primero es curar, y todo lo que cure es bienvenido. Ya luego se verá, como sucedió con el médico cubano Carlos J. Finlay, que la historia finalmente lo reconoció como el descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla.

“Hemos inmunizado a casi toda la población posible a vacunar” y que “ya estamos con el refuerzo para combatir la nueva variante Ómicron”, expresó además Martínez Díaz; una frase que debería importar más que cualquier otro resentimiento que el oficialismo, y sus periodistas, tengan en contra de la OMS.

El doctor Martínez Díaz informó también que decidieron pasar la producción de las vacunas cubanas para una nueva planta ubicada en la zona franca del Mariel, en la provincia de Artemisa, y que en esa planta ya se inició la producción de los fármacos cubanos contra el virus de la Covid-19.

Al respecto, comentó el científico cubano Amilcar Pérez Riverol.

¿Más que claro, verdad? NO SE TRATA DE UNA COMPETENCIA.

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