La historia de los cubanos que emigran a Estados Unidos es variada y multifacética. Algunos llegan con sueños de prosperar, construir un futuro mejor y contribuir a su nueva comunidad, mientras que otros, lamentablemente, toman decisiones que los llevan por caminos oscuros y fuera de la ley.
Aquí presentamos dos historias que reflejan estos extremos: la de Yosvany Bello Roque, un emprendedor que ha trabajado arduamente para construir un negocio exitoso, y la de Mario Enrique Nerey Valdivia, un camionero que enfrenta cargos por tráfico de migrantes ilegales.
El camino hacia el éxito: Yosvany Bello Roque
Yosvany Bello Roque es un ejemplo vivo del espíritu emprendedor y la determinación que muchos inmigrantes cubanos traen consigo al llegar a Estados Unidos. En 2023, Bello vendía guarapo, una bebida tradicional cubana a base de jugo de caña de azúcar, desde un pequeño camión de comida en las calles de Hialeah, Florida. Aunque su negocio era modesto, su visión era grande.
Un año después, y gracias a su incansable esfuerzo y dedicación, Bello ha logrado abrir su propio restaurante en Hialeah. Este logro no solo representa un avance significativo en su carrera, sino también una mejora en la calidad de vida de su familia. A pesar de las dificultades que ha enfrentado, incluyendo la falta de estatus legal en el país, Bello sigue enfocado en sus metas.
El periodista Javier Díaz, quien conoció a Bello cuando este aún vendía guarapo desde su camión, recuerda con cariño cómo el emprendedor le regaló una bebida en su primer encuentro.
Al visitar el nuevo restaurante de Bello, Díaz se sorprendió al verlo aún vistiendo el mismo pulóver de aquella primera vez, un símbolo de la humildad y perseverancia que lo han llevado hasta donde está hoy.
Pero Bello no se detiene aquí. Su sueño es expandir su negocio y tener una línea de camiones de comida, un objetivo en el que ya está avanzando, pues actualmente cuenta con tres camiones.
«Vamos bastante bien», comenta con optimismo, reflejando el éxito de su esfuerzo en este país que, según sus propias palabras, «me abrió las puertas y me ha dado una gran oportunidad».
El camino hacia el crimen: Mario Enrique Nerey Valdivia
En contraste con la historia inspiradora de Bello, está la historia de Mario Enrique Nerey Valdivia, un camionero cubano de 50 años que se encuentra en el lado opuesto del espectro. Nerey Valdivia fue detenido en Texas tras ser encontrado culpable de tráfico de migrantes ilegales, un delito que podría llevarlo a pasar hasta cinco años en una prisión federal y enfrentar una multa de hasta 250,000 dólares.
Nerey Valdivia fue arrestado cuando agentes de la Patrulla Fronteriza en Falfurrias, Texas, encontraron a cinco personas indocumentadas escondidas en el compartimento trasero de su camión. A pesar de que su defensa intentó argumentar que Nerey-Valdivia no tenía conocimiento de los migrantes a bordo, el tribunal no aceptó esa versión y lo declaró culpable.
La detención de varios «coyotes» cubanos en los últimos meses ha llevado al gobierno de Estados Unidos a incrementar las sanciones contra compañías de transporte que facilitan el ingreso ilegal de inmigrantes al país. Estas medidas buscan frenar el tráfico humano, una actividad en la que lamentablemente han estado involucrados algunos cubanos.
En marzo de este año, dos cubanos residentes permanentes en Estados Unidos fueron detenidos en Nuevo México por transportar a 23 inmigrantes indocumentados en un camión. Debido a la gravedad del delito, estos cubanos, que no son ciudadanos estadounidenses, hasta pudieran enfrentar la posibilidad de ser deportados.
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Más recientemente aún, hace apenas menos de un mes, dos cubanos, Diojany Carrillo Rodríguez y Dariel Ibáñez Hernández, ambos residentes en Florida, fueron arrestados en Texas mientras transportaban a dos inmigrantes ilegales desde México.
Los detenidos intentaron justificar su acción diciendo que ellos habían recogido en la carretera a los migrantes – dos de origen mexicano – pero su explicación no convenció a las autoridades.
El contraste entre estas historias nos recuerda la importancia de las decisiones que tomamos y cómo pueden definir no solo nuestro destino personal, sino también el impacto que dejamos en la sociedad; y afortunadamente hay – son los más – historias de cubanos que vinieron a los EE.UU. a trabajar y emprender, aunque también hay – los menos – quienes han encontrado en el traslado de inmigrantes indocumentados, un negocio lucrativo y de mucho rédito.
Entre los primeros, resalta, por ejemplo, la historia de Lennis Montero, una joven migrante cubana, es la fundadora de Cubanita’s Kitchen, un exitoso restaurante en Phoenix, Arizona. Antes de alcanzar este logro, Lennis enfrentó un arduo camino que comenzó cuando dejó Cuba el 20 de noviembre de 2016. Durante dos años, cruzó doce países de Latinoamérica y Centroamérica, enfrentando desafíos como largos trayectos a través de la selva brasileña y nueve meses varada en Perú, donde sobrevivió vendiendo papas rellenas en la calle.
Finalmente, en octubre de 2018, logró cruzar la frontera hacia Estados Unidos, donde solicitó asilo político y pasó 48 días en detención. Tras ganar su caso, Lennis se estableció en Phoenix, donde conoció a su esposo. Juntos abrieron primero un camión de comida cubana que rápidamente ganó popularidad, lo que los llevó a inaugurar su restaurante dentro de una gasolinera.
Cubanita’s Kitchen se ha destacado por su comida casera cubana y por su taco cubano, una especialidad popular en Nueva Jersey y Miami. Este restaurante ha ganado una gran reputación, atrayendo a muchos clientes y recibiendo calificaciones perfectas en Google. La historia de Lennis es un testimonio de su resiliencia y determinación para construir un futuro exitoso en Estados Unidos.
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