Campesino denuncia al Estado cubano: No ayuda en nada, pero sí exige que le entregue los alimentos contratados

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Yunel Otero Cudey, un campesino cubano, expresa su determinación de sembrar y producir al máximo en 2025 para alimentar a su familia y comunidad. Sin embargo, enfrenta obstáculos significativos debido a la falta de recursos esenciales. Señala que los campesinos carecen de herramientas básicas como machetes, limas y asadones, y que deben adquirirlas a precios elevados en el mercado informal: una lima por 1.000 pesos, un machete entre 400 y 500 pesos, y un asadón entre 300 y 400 pesos. Esta situación se agrava por la ausencia de apoyo estatal, ya que, según Otero, el Estado no proporciona los insumos necesarios para una producción agrícola eficiente.

Además, Otero, en una entrevista concedida a Diario de Cuba, relata que hace un año le robaron los bueyes, fundamentales para las labores agrícolas, y a pesar de denunciar el hecho, no recibió respuesta de las autoridades. Esta pérdida ha retrasado sus siembras y el campesino cubano teme que, debido a la falta de productividad, el Estado le retire la tierra que trabaja. La inseguridad y la falta de protección frente a robos disuaden a muchos campesinos de invertir en nuevos animales o equipos.

La situación de este campesiono refleja desafíos más amplios en la agricultura cubana. Según el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), los sectores agrícola y ganadero de Cuba se caracterizan por una baja productividad debido a la reducción de inversiones, limitada asistencia técnica, falta de innovación tecnológica, degradación de tierras y efectos del cambio climático. Como resultado, la producción alimentaria local no satisface la demanda, y Cuba importa hasta el 80% de los alimentos que consume.

A pesar de estos desafíos, el gobierno cubano ha implementado programas como la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, que abarca dos millones de hectáreas y 147.000 fincas proyectadas, con el objetivo de elevar los niveles productivos basados en la soberanía alimentaria. Sin embargo, testimonios como el de Otero indican que muchos campesinos aún no reciben el apoyo necesario para aprovechar estas iniciativas.

La falta de insumos agropecuarios es una problemática reconocida. La producción nacional insuficiente obliga al país a importar insumos a precios elevados, y estas importaciones han disminuido en los últimos años, afectando la disponibilidad de fertilizantes, pesticidas y semillas.

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