Cuba atraviesa una de sus peores crisis turísticas en décadas. Según datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), entre enero y marzo de 2025 la isla recibió apenas 571 mil visitantes internacionales, una caída del 29,7% respecto al mismo período de 2024, señala Reportur. Esta baja representa la pérdida de más de 237 mil turistas, y se agudiza en sus dos mercados principales: Rusia y Canadá.
A pesar de que Canadá sigue siendo el principal emisor con 272 mil turistas, la cifra dista mucho de los 399 mil del año anterior. Rusia, por su parte, ha sufrido una caída de casi el 50%, a pesar de sus limitadas opciones internacionales. La situación es tan delicada que desde medios como Reportur se habla de “un país que ha salido del mapa turístico”.
Sin embargo, algunos expertos insisten en que aún hay claves para una eventual recuperación del sector. El COO de la agencia PriceTravel, Rafael Durand, declaró a Reportur.co que la reactivación de la industria turística cubana dependerá de tres pilares fundamentales: conectividad aérea, calidad hotelera y canales de distribución confiables.
Durand destacó que el reto más urgente es recuperar la confianza del viajero. “Hay un déficit de conectividad serio. No hay cómo llegar”, alertó. Mientras destinos como República Dominicana y Aruba invierten fuertemente en infraestructura, Cuba depende de alianzas estratégicas y flota reducida.
En este sentido, la reciente noticia de que Cubana de Aviación reanudará vuelos directos entre La Habana y Alemania después de más de 20 años, es una señal positiva. Según informó el ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, la ruta operará desde noviembre dos veces por semana con un Airbus A330-200, aunque aún no está claro quién aportará el avión ni bajo qué condiciones.
Sin embargo, el panorama no deja de ser sombrío. Como recuerda Diario de Cuba, la aerolínea Cubana apenas opera con dos aeronaves propias, y muchas de sus rutas internacionales dependen de aviones alquilados. A esto se suma la percepción negativa de seguridad e infraestructura por parte de países emisores como Alemania, que recientemente desaconsejaron viajar a la isla.
Preferente llama a la isla «Un país en ruinas que ha salido del mapa turístico». Y sí.
Resulta obvio destacar que más allá de los desafíos estructurales del sector turístico, la crisis económica generalizada en Cuba también afecta la percepción del país como destino turístico. La escasez de alimentos, medicinas y productos básicos, junto con apagones frecuentes, deterioro de la infraestructura y una creciente inseguridad, hacen que muchos potenciales visitantes reconsideren sus planes de viaje. El sistema eléctrico nacional ha colapsado cuatro veces en los últimos seis meses, dejando a gran parte del país sin electricidad durante períodos prolongados.
Viajar por el país también es un calvario: las carreteras están en mal estado y la escasez de combustible hace impredecible cualquier desplazamiento. A esto se suma una infraestructura en decadencia y un entorno urbano degradado, lleno de basura por doquier, que afecta la experiencia del visitante. Estas condiciones no solo afectan la vida cotidiana de los cubanos, sino que también impactan negativamente en la experiencia de los turistas, recoge N Digital.
A pesar de estos desafíos, el gobierno cubano continúa invirtiendo en la construcción de nuevos hoteles, priorizando el sector turístico sobre otras áreas críticas como la salud y la educación. Esta estrategia ha sido criticada por economistas y ciudadanos, quienes cuestionan la lógica de destinar recursos a la industria turística en medio de una crisis económica tan profunda. La recuperación del turismo en Cuba requerirá no solo mejoras en la infraestructura y la conectividad, sino también un enfoque integral que aborde las necesidades básicas de la población y mejore la calidad de vida en general, como bien señala El País.
La recuperación, insisten expertos, no será inmediata. Pero si Cuba logra garantizar vuelos estables, una experiencia hotelera confiable, y mejorar su imagen en el exterior, podría volver a competir por el turista internacional que hoy elige otros destinos del Caribe. Para ello será esencial implementar reformas estructurales que aborden tanto los desafíos específicos del sector como las crisis más amplias que afectan al país.
Y todo ello, inevitablemente, pasa por la política. El sistema socialista cubano, sostenido por un modelo ideológico obsoleto, no solo ha demostrado ser incapaz de atraer inversión sostenida, sino que es parte del problema. Mientras el régimen no impulse reformas reales que generen confianza, no bastará con construir hoteles de lujo: no habrá turistas que los llenen.
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