Dos cubanos han logrado abrirse paso en un terreno que suele cerrarse a cal y canto: las cortes de inmigración de Luisiana y Texas, donde las probabilidades de éxito en casos de residencia o asilo son de las más bajas de Estados Unidos.
En Nueva Orleans, un juez concedió la residencia a Jorge Lázaro García, un cubano de Colón, Matanzas, que había ingresado por la frontera sur hace tres años y vivía bajo un I-220A, el documento que deja en libertad a los migrantes mientras se define su situación. Amparado en la interpretación del caso Matter of Q. Li, el magistrado aceptó que García aplicara a la Ley de Ajuste Cubano. La decisión le permitió finalmente reunirse con su esposa e hijos, que habían llegado antes con parole.
La noticia, compartida en redes sociales por el periodista cubanoamericano Mario J. Pentón, fue recibida como un precedente alentador para los miles de cubanos bajo I-220A. “Ojalá todos encuentren la vía para legalizarse”, escribió un usuario. Otros destacaron que se trataba de “un buen muchacho”, alguien que, a base de trabajo y buena conducta, logró lo que parecía imposible en un estado donde los jueces deniegan la mayoría de las solicitudes de asilo y residencia.
El segundo triunfo se produjo en Texas. Allí, la cubana Elaine —también con un I-220A— fue detenida en junio durante un reporte rutinario con ICE en San Antonio.
Según señaló en su perfil de Facebook la abogada Liudmila Armas Marcelo, Elaine estuvo casi tres meses aislada en un centro de detención debido a problemas de salud, con un proceso de asilo pendiente fijado para 2026. Sin embargo, su equipo legal presentó pruebas sólidas y un testimonio convincente que terminaron inclinando la balanza a su favor.
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El juez le otorgó el asilo pese a la oposición del gobierno, y el Departamento de Seguridad Nacional decidió no apelar. La liberación llegó acompañada de lágrimas y agradecimientos: “No me dejaron sola en este proceso”, dijo la mujer a su abogada y a la paralegal que preparó su expediente.
Lo extraordinario de ambos casos es el contexto. Según estadísticas, las cortes de Texas y Luisiana se encuentran entre las más severas del país: en muchas de ellas, menos del 20 % de los solicitantes obtiene asilo. En Luisiana, el panorama es aún más sombrío: la escasez de abogados especializados y el peso de los centros de detención han hecho que el estado sea apodado como “detention alley”, lo cual en gran medida «explica» lo difícil que está la situación allí con los inmigrantes.
