El conflicto entre Irán e Israel escala peligrosamente, mientras Estados Unidos parece que también entrará en el conflicto
En un nuevo giro dramático al conflicto en Medio Oriente, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, exigió este martes la “rendición incondicional” de Irán, luego de que Israel lanzara una serie de ataques aéreos devastadores contra instalaciones militares y supuestos centros nucleares en las afueras de Teherán. Las declaraciones del mandatario estadounidense, publicadas por The Washington Post, coinciden con una intensificación sin precedentes de las hostilidades entre Irán e Israel, que ya han dejado cientos de muertos y heridos en ambos países.
De acuerdo con Reuters, al menos 50 cazas israelíes participaron en una operación coordinada durante la madrugada del 18 de junio, alcanzando fábricas de misiles y almacenes subterráneos de uranio enriquecido. Las autoridades iraníes reportan 585 muertos, incluyendo 239 civiles, y más de 1,300 heridos. Las imágenes difundidas por la televisión estatal mostraban columnas de humo saliendo desde múltiples puntos de Teherán, mientras ciudadanos desesperados intentaban huir de las zonas afectadas.
En respuesta, Irán lanzó cerca de 400 misiles y drones contra territorio israelí, una escalada que recuerda a los peores momentos de la guerra Irán-Irak. El sistema de defensa israelí Iron Dome logró interceptar la mayoría, pero al menos 24 personas murieron en el sur del país, según informes de Al Jazeera.
En un discurso transmitido en vivo, el líder supremo iraní, Ayatolá Ali Khamenei, declaró: “La batalla ha comenzado. Esta vez, no nos detendremos hasta ver caer al régimen sionista”. También acusó directamente a Estados Unidos de ser cómplice en los ataques y prometió represalias “sin límite de tiempo ni geografía”.
Trump, por su parte, respondió desde la Casa Blanca con tono desafiante: “Khamenei es un blanco fácil. No lo mataré… por ahora. Pero Irán debe rendirse. No hay negociación posible con quienes protegen el terrorismo y desafían al mundo civilizado”. El mandatario insistió en que Estados Unidos no participó directamente en los ataques, pero reconoció que se han desplegado unidades adicionales en el Golfo Pérsico y que cualquier agresión contra intereses estadounidenses será respondida “de manera inmediata y abrumadora”.
Por su parte, la Embajada de los Estados Unidos en Israel ha ordenado que todos los empleados del gobierno de los Estados Unidos y sus familiares continúen refugiándose en sus residencias y cerca de ellas hasta nuevo aviso.
En paralelo, el Congreso estadounidense discute hoy mismo medidas para limitar los poderes del presidente en cuanto a decisiones bélicas sin autorización legislativa. Algunos senadores, incluyendo republicanos, temen que Trump esté arrastrando al país a una guerra sin salida ni planificación estratégica, en un momento en que los niveles de la aprobación de su gestión están en picada, según revela una encuesta.
La situación sobre el terreno es caótica. En Teherán, barrios completos han sido evacuados y se reportan cortes de electricidad. Las principales avenidas están tomadas por fuerzas militares, y los hospitales no dan abasto para atender a los heridos. En Israel, la vida tampoco transcurre con normalidad: las escuelas están cerradas y las sirenas antiaéreas suenan de forma intermitente.
Analistas advierten que el conflicto podría tener consecuencias globales. El petróleo ya superó los 100 dólares por barril ante el temor de una disrupción en el suministro de crudo desde la región. Además, la Unión Europea, aunque pide moderación, se encuentra dividida sobre cómo actuar. Mientras Alemania respalda la posición israelí, Francia y España abogan por una tregua y diálogo urgente.
Otro elemento preocupante es la presunta participación del Mossad en operaciones encubiertas dentro de Irán desde hace semanas. The Guardian reveló que Israel habría establecido una base secreta de drones dentro del territorio iraní, lo que explicaría la precisión de los ataques del martes.
Por si fuera poco, también se especula que Irán utilizó misiles hipersónicos en su contraataque, aunque Israel no ha confirmado oficialmente esa información. Esta tecnología aumentaría considerablemente el riesgo de que el conflicto se extienda a otros países de la región, incluyendo Arabia Saudita y Líbano.
Lo ocurrido en las últimas 24 horas marca un punto de no retorno y las próximas horas serán cruciales. Si bien la comunidad internacional intenta intervenir diplomáticamente, lo cierto es que ni Teherán ni Washington parecen dispuestos a dar marcha atrás y una chispa más puede encender un incendio regional, o incluso mundial. Con un Israel fortalecido militarmente y un Trump decidido a proyectar la fuerza que a cada rato los Estados Unidos necesita demostrar al mundo, el riesgo de una guerra a gran escala es más alto que nunca.
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