Con la amenaza latente de un noviembre inusualmente activo, tanto Cuba como Florida saben que cualquier fenómeno climático podría traer consigo consecuencias devastadoras. La temporada de huracanes aún no ha terminado, y tanto la isla como el sureste de Estados Unidos permanecen en alerta mientras Rafael, o lo que sea que emerja de las aguas del Caribe, sigue su avance implacable hacia el norte.
La tragedia en Valencia resalta la vulnerabilidad de la región ante fenómenos climáticos extremos, y expertos señalan que eventos similares podrían volverse más frecuentes debido al cambio climático, exigiendo mejores infraestructuras de drenaje y planificación urbana en zonas de riesgo.
Oscar seguirá provocando vientos fuertes en el oriente de Cuba y partes de las Bahamas, con una marejada ciclónica que podría elevar los niveles del agua hasta tres pies sobre el nivel del mar en las costas afectadas.
Mientras Milton se dirige hacia la costa de Florida, la incertidumbre sobre su impacto exacto y la necesidad de adaptarse a nuevas realidades climáticas son un llamado de atención para todos.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) emitió este domingo el primer cono de trayectoria para el potencial huracán Ernesto, y este, ni amenaza a la Florida, ni amenaza a Cuba.
El impacto de la tormenta en Florida ha sido devastador, no solo por los vientos huracanados sino también por las intensas lluvias y las consecuentes inundaciones.
Las intensas precipitaciones, que han golpeado la ciudad de Toronto y sus alrededores, han causado estragos en varias áreas, pero una de las imágenes más impactantes es la de la residencia de Drake inundada.
Las imágenes divulgadas por los medios en la Florida no pueden ser más elocuentes. Las inundaciones afectan áreas de Brickell, Hialeah, Miami Beach, Hollywood, Hallandale, Aventura, y en sentido general en todo Miami-Dade y el condado de Broward.
Ya en el Municipio Plaza de la Revolución y El Cerro, entre entre otros, se han reportado caídas de árboles e interrupciones en la electricidad, que hasta el momento han sido intermitentes
La situación en La Habana es testimonio de la creciente vulnerabilidad de la ciudad ante fenómenos meteorológicos extremos, agravada por una infraestructura en deterioro y la falta de medidas preventivas adecuadas. Urge y es obvio, una respuesta más eficaz y sostenible para proteger a los ciudadanos y sus hogares.