El huracán Milton ha desatado un debate inesperado en la comunidad científica y entre el público: ¿es hora de crear una categoría 6 en la escala de huracanes?
Este huracán ha demostrado una fuerza sin precedentes, intensificándose rápidamente en el Golfo de México, donde las temperaturas del agua alcanzan niveles récord para esta época del año.
Milton pasó de ser una tormenta tropical a un poderoso huracán categoría 5, con vientos sostenidos de 180 mph y una presión mínima de 897 milibares, antes de debilitarse brevemente y luego recuperar su fuerza máxima.
Un monstruo llamado Milton en el Golfo
El poder de Milton sorprendió a los meteorólogos, quienes esperaban un huracán intenso, pero no uno que rompiera récords históricos.
Según el Centro Nacional de Huracanes (NHC), la velocidad con la que Milton pasó de categoría 2 a 5 es una de las más rápidas registradas, superada solo por huracanes históricos como Wilma en 2005. Esta rápida intensificación ha provocado preocupación entre expertos y residentes, especialmente en Florida, donde las comunidades aún se recuperan de los daños dejados por el reciente huracán Helene.
La costa de Florida, especialmente en áreas como Tampa Bay, enfrenta una nueva amenaza debido a la intensidad del huracán Milton. El fenómeno se ha alimentado de las cálidas aguas del Golfo, lo que ha sido descrito como «combustible de cohetes» por los meteorólogos. Las temperaturas más altas de lo normal han proporcionado la energía necesaria para que el huracán mantenga vientos extremos, planteando la posibilidad de que, en un mundo más cálido, se repitan eventos similares.
¿Un nuevo límite?
El debate sobre la necesidad de una categoría 6 ha cobrado fuerza ahora, pero no es nuevo.
La escala Saffir-Simpson, usada desde los años 70 para clasificar huracanes, establece un límite en la categoría 5, para huracanes con vientos superiores a 157 mph. Sin embargo, eventos como Milton hacen que algunos expertos, como los climatólogos Michael Wehner y Jim Kossin, consideren que la escala ya no refleja adecuadamente la magnitud de las tormentas actuales. Según su investigación, huracanes con vientos superiores a 192 mph podrían justificar una categoría adicional, algo que no existía cuando la escala fue creada.
Milton, al igual que otros huracanes recientes, demuestra que la intensidad de las tormentas está aumentando. Las evidencias apuntan a que el calentamiento global y las altas temperaturas de los océanos juegan un papel fundamental en este fenómeno. Desde 1980, al menos cinco tormentas, como el tifón Haiyan y el huracán Patricia, han alcanzado niveles de viento que podrían ubicarse en esta hipotética categoría 6. Esto plantea una pregunta clave: ¿es hora de cambiar la forma en que medimos el poder de los huracanes?
El riesgo de un huracán más allá de la categoría 5
El impacto de Milton y la posibilidad de una categoría 6 han generado discusiones sobre cómo comunicamos los riesgos asociados a los huracanes. Si bien la categoría de viento es importante, muchos expertos advierten que centrarse solo en esta medida puede minimizar otros peligros, como las marejadas ciclónicas y las inundaciones, que son las principales causas de daños. Por ejemplo, el huracán Helene, que recientemente azotó el sureste de Estados Unidos, causó destrucción masiva incluso después de haber sido degradado a tormenta tropical.
La posibilidad de una categoría 6 también sugiere un mundo donde los fenómenos extremos podrían ser más comunes. A medida que el clima sigue cambiando, la frecuencia de tormentas con la intensidad de Milton podría aumentar, especialmente en áreas vulnerables como el Golfo de México y el sudeste asiático. Esto plantea desafíos no solo para la adaptación de las comunidades, sino también para las políticas de gestión de desastres y la infraestructura de respuesta de emergencia.
Pero, ¿estamos preparados para enfrentar un categoría 6?
La idea de una categoría 6 aún no ha sido adoptada oficialmente, y el NHC no ha propuesto formalmente cambiar la escala.
Sin embargo, el debate en torno a Milton y otros eventos recientes subraya la necesidad de reconsiderar cómo se comunican los riesgos de los huracanes. Para muchos expertos, no se trata solo de añadir una nueva categoría, sino de mejorar la forma en que se informan los peligros, de modo que los residentes y los gestores de emergencias puedan tomar decisiones más informadas.
En última instancia, el huracán Milton no solo es un recordatorio de la fuerza de la naturaleza, sino también de cómo el cambio climático está alterando el juego.
La conversación sobre un posible «categoría 6» no se centra solo en medir mejor la intensidad del viento, sino en cómo nos preparamos para un futuro donde tormentas de este tipo pueden ser más frecuentes.
Mientras Milton se dirige hacia la costa de Florida, la incertidumbre sobre su impacto exacto y la necesidad de adaptarse a nuevas realidades climáticas son un llamado de atención para todos.
El destino de Milton y el debate sobre una nueva categoría nos deja con la pregunta: si el futuro de los huracanes implica fenómenos aún más destructivos, ¿estamos listos para enfrentar lo que viene? Y más importante, ¿cómo podemos mejorar nuestras respuestas antes de que la próxima tormenta nos ponga a prueba nuevamente?
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