Parecía que sí, pero no. Los modelos de pronóstico del NHC que indicaban en días pasados que la tormenta identificada como Potencial Sistema Tropical #5, pasaría por Cuba ras al medio y que luego enfilaría hacia el norte y llegaría a la Florida, han cambiado y ahora, afortunadamente, su trayectoria prevista sugiere que se mantendrá alejada de las costas de Florida.
Así lucía hace alrededor de 34 hrs.

Así lucía hace aproximadamente unas 24.

Sin embargo…

El Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) emitió este domingo el primer cono de trayectoria para el potencial huracán Ernesto, y este, ni amenaza a la Florida, ni amenaza a Cuba.
“Las lluvias intensas pueden causar inundaciones repentinas considerables y deslizamientos de tierra en partes del norte de las Islas de Sotavento el martes y miércoles, y en Puerto Rico desde el miércoles hasta el jueves”, advirtió la institución.
“Los dos resultados más probables para Ernesto en el camino serían o bien curvarse hacia el mar como una tormenta de ‘peces’ o tocar tierra en el este de Canadá”, señalaba entusiasmadísimo el meteorólogo Matt Devitt en su perfil de Facebook, al tiempo que casi gritaba: “¡Esta tormenta no será una amenaza para Florida!”.

Sin embargo, para los cubanos, lo más interesante es que hasta el momento, la temporada de huracanes que presagiaba una actividad creciente, parece que continúa huyéndole a Cuba.
Ni el 2022 ni hasta ahora en el 2023 han sido especialmente peligrosos con los cubanos, y por ejemplo, el huracán Debby que en días pasados causó daños millonarios en la Florida y varios muertos también, por Cuba pasó casí que en modo ciclón platanero, dejando mucha agua y nada más.
¿Es entonces, lo que estamos viviendo, «suerte de la Naturaleza»?
Babalawos, brujería, o el Osogbo de Díaz-Canel
No pocos cubanos aseguran que los males que aquejan a Cuba son más bien obra del Osogbo de Díaz-Canel; y que son tantos que, los huracanes, complacientes, han optado por no tocar a Cuba, para no desgraciarle y hacerle la vida más infeliz a los cubanos.
Y sí, a excepción de Ian, que azotó a la isla en el 2022, ningún capricho de la naturaleza ha sido especialmente destructivo con los cubanos.
Díaz-Canel se estrenó con la caída de un avión en mayo del 2018, una catástrofe aérea que dejó cientos de muertos y una milagrosa sobreviviente. Luego vendría la Pandemia de COVID-19, aunque en honor a la verdad esa le tocó al mundo entero. Más tarde vendría la explosión del Hotel Saratoga y «por último», el incendio en la base de Supertanqueros de Matanzas. Entre una cosa y otra han ocurrido lamentables sucesos, entre los que pudiéramos mencionar la muerte de tres niñas en La Habana por el desprendimiento de un balcón, hecho al que el «presidente» tardó en reaccionar más de 72 hrs en Twitter.
La muerte de la bebé Paloma, también sacudió al mandatario y de no muy buena manera; y la crisis migratoria, con más de medio millón de cubanos huyendo del país en tres años, ha sido bajo su mandato. Y no podemos dejar a un lado el incendio en la Felton, que paralizó una Unidad entera. Incluso, si somos justos, bajo su mandato, la CTE Antonio Guiteras se ha roto más que nunca (y las otras también)
Para colmo de males, políticamente hablando, le ha tocado arrodillarse al menos par de veces ante Vladimir Putin. Y doblarse también, para besarle la mano al nuevo – y viejo – amo.
Por último y no menos importante, los sucesos del 11 de julio del 2021, ha sido su peor gestión, con ese llamado fatídico a las fuerzas del régimen a «defender las conquistas de la Revolución». ¡Conquistas dice!
Sin embargo, a decir verdad, el presunto Osogbo de Díaz-Canel no ha llegado al clima. Excepto un par de eventos, fuertes, hay que ser justos y decir que hasta los huracanes le han cogido miedo a pasar por Cuba.
En un país que estuvo severamente afectado por la sequía, desde el 2022 para acá los embalses del país han estado más que bien. La perspectiva inmediata es que las mesas de los cubanos continuarán vacías; carentes de viandas y vegetales, pero sí, tenemos aguas en las presas.
La gente habla del Osogbo de Díaz-Canel y de los trabajos de los Babalawos, aunque en honor a la realidad científica y al materialismo dialéctico, contra la lluvia no hay nada que hacer.
Y sí, seguimos recibiendo lluvias y soñando con que, ningún huracán azote a una isla donde ahora mismo, no hay nada, y lo que aparece, aparece a un precio inalcanzable para el bolsillo de los cubanos.
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