La pérdida de estos jóvenes no solo deja un vacío irreparable en sus familias y círculos cercanos, sino que también plantea preguntas difíciles sobre las dinámicas sociales, la seguridad en las comunidades y el futuro de los jóvenes en Cuba.
En Cuba, en el 2024 se han reportado ya varios suicidios. El país ha sido identificado como el país de las Américas con la tasa de suicidio más alta, con 16.3 defunciones por cada 100.000 habitantes, seguido por Guyana, Surinam, Trinidad y Tobago, Canadá y Estados Unidos.
Este incidente refleja un problema más amplio de corrupción y falta de seguridad en las infraestructuras clave de Cuba, donde la vigilancia y las medidas de control parecen ser insuficientes para prevenir el robo y la pérdida de propiedades valiosas de los pasajeros.
La situación en La Habana es testimonio de la creciente vulnerabilidad de la ciudad ante fenómenos meteorológicos extremos, agravada por una infraestructura en deterioro y la falta de medidas preventivas adecuadas. Urge y es obvio, una respuesta más eficaz y sostenible para proteger a los ciudadanos y sus hogares.