Rusia envió más barcos a Cuba solo semanas después de que una flotilla atracara en La Habana, generando preocupaciones sobre las intenciones del Kremlin en el hemisferio occidental.
Barcos de la Flota del Báltico, incluyendo el Smolny, el Neustrashimy y el Yelnya, llegaron este sábado a la isla, y medios rusos destacan que los marineros rusos realizarán visitas de cortesía y recorrerán sitios culturales de La Habana.
Este movimiento sigue a ejercicios militares en el Caribe que involucraron una flota rusa y provocaron una respuesta de monitoreo por parte de buques de EE. UU. y Canadá cerca de Florida.
Los dos barcos de guerra rusos que recientemente hicieron una parada en Cuba terminaron atracados días después en un puerto venezolano; en un despliegue que forma parte de los ejercicios conocidos como «show the flag» (muestra de bandera), una práctica militar que las naciones utilizan para demostrar su presencia y capacidad en regiones estratégicamente importantes.
Los ejercicios de «muestra de bandera» son típicamente una demostración de fuerza y una afirmación de derechos y alianzas. Al enviar barcos de guerra a Cuba y ahora a Venezuela, Rusia no solo está fortaleciendo sus lazos con estos países, sino también enviando un mensaje claro al resto del mundo sobre su disposición a apoyar a sus aliados y a expandir su influencia en regiones clave.
Todas estas maniobras han suscitado preocupaciones en Washington, donde se perciben como un intento de Moscú por desafiar la presencia estadounidense en el hemisferio occidental.
Sin embargo, esta actividad militar no es la única que preocupa a Washington y eventualmente a los habitantes de la isla. En un momento en que las relaciones entre Rusia y Estados Unidos atraviesan un período especialmente tenso, los expertos en seguridad y defensa están evaluando las implicaciones de estos movimientos, la instalación de bases de espionaje chinas en la isla, y el éxodo masivo de cubanos, considerando cómo y de qué manera, este «cóctel geopolítico», podrían afectar el equilibrio de poder en el Caribe y más allá.
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Cuba experimenta una migración masiva sin precedentes
Mientras los barcos rusos llegan a las costas de América Latina, Cuba experimenta una migración masiva sin precedentes. Entre 2022 y 2023, más del 10% de la población cubana ha abandonado la isla en lo que los expertos describen como «la mayor ola migratoria en la historia del país». Esta migración es el resultado de una combinación de factores, incluidos el colapso económico y la represión sistemática del disenso por parte del gobierno autoritario cubano.
Un artículo escrito por la periodista cubana Carla Colomé Santiago, en el diario El País, describe la crisis migratoria en Cuba, que ha llevado a una disminución de la población del 18% entre 2022 y 2023, dejando a la isla con 8.62 millones de habitantes.
Esta migración masiva comenzó en octubre de 2021, impulsada por una serie de problemas económicos y políticos. Muchos cubanos buscan escapar vendiendo todo lo que tienen. Las mujeres constituyen el 56% de los migrantes, y la emigración afecta gravemente la tasa de natalidad y la estructura demográfica de la isla, señala Colomé Santiago en su nota.
El país ha enfrentado una grave crisis económica desde 2019, exacerbada por las sanciones impuestas durante la administración Trump, el cierre de fronteras y la falta de turistas durante la pandemia, así como la disminución de la ayuda de aliados como Venezuela y Rusia. La falta de políticas efectivas para abordar la escasez de alimentos, medicinas y otros productos básicos ha llevado a muchos cubanos a vender todo lo que poseen para comprar un boleto de ida fuera del país, señalan por su parte Jeronimo Gonzalez y Marta Biino en Semafor.
La falta de libertad también ha sido un factor significativo en esta migración masiva. La constitución cubana criminaliza los intentos populistas de cambiar la situación política y económica del país, y no se han celebrado elecciones libres en más de 60 años. El gobierno castiga sistemáticamente todas las formas de crítica pública, lo que ha aumentado desde las protestas de 2021 contra las consecuencias económicas y sociales de la pandemia.
En medio de este éxodo, las restricciones en los países de destino también se están endureciendo, lo que podría tener consecuencias a largo plazo tanto para los migrantes como para las economías de esos países. En Estados Unidos, por ejemplo, una deportación masiva podría reducir el PIB en un 12% en tres años, según estimaciones del Peterson Institute for International Economics.
El éxodo también está cambiando la demografía de Cuba.
Según datos de la ONU, el 56% de los migrantes son mujeres, muchas de ellas en edad reproductiva, lo que afecta el número de nacimientos en la isla. Este fenómeno ha llevado a que muchos abuelos se queden solos cuidando de los niños, en un fenómeno que algunos llaman «Peter Pan en reversa», resumía Colomé Santiago en su perfil de Facebook.
No solo se marchan «los gusanos» y los disidentes. Hasta personas de alguna manera u otra simpatizantes o ex simpatizantes con el proceso, también han cogido las de Villadiego.
El caso más reciente, jocoso, si se quiere, es el de Gladis, una joven pinareña cuyo rostro iluminado y risueño apareció en un tuit publicado por Miguel Mario Díaz-Canel en que decía:
Según el portal Cántalo TV, Gladis «cambió la escuelita» recientemente por la ciudad de Miami.
Gladis, con apenas 27 años de edad, forma parte de ese 56% de los migrantes que son mujeres, y en edad reproductiva.
