El juicio contra Alejandro Gil comenzó esta mañana en un tribunal militar del municipio Mariano y el primer proceso será por espionaje, el cargo más grave que se le imputa al ex ministro, quien según su hija, no admitirá los cargos en su contra.
Este juicio marca un aniversario de tensión no sólo entre la juventud habanera y el Estado, sino también sobre la gestión cultural y el derecho a espacios públicos. La sentencia enviará un mensaje claro, pero el debate sobre prevención y oportunidades culturales apenas comienza.
El incidente ocurrió en un contexto de alta tensión social en la isla, marcada por crisis económicas y restricciones crecientes a la libertad de expresión. Las sanciones solicitadas —desacato (art. 185.1), desobediencia (art. 189.1) y atentado (art. 182.1.4)— son castigos previstos originalmente para conductas mucho más graves, lo que evidencia el uso del Código Penal como herramienta de represión política.
CRF1 solo demanda a Cuba por solo dos de los préstamos superiores a los 70 millones de dólares, pero una victoria en la Alta Corte podría dar lugar a más juicios de otros tenedores de deuda, con reclamos contra Cuba ascendentes a miles de millones de dólares.
Recientemente el artista publicó los versos de una canción titulada “Guaracha feminista”, que provocó el rechazo de miles de personas y de instituciones como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).
Tras un proceso dilatado en el tiempo y un juicio de más de 12 horas en el que ofrecieron su testimonio unas 30 mujeres, el músico fue finalmente condenado.
Los manifestantes que se encuentran bajo investigación podrán ser acusados de organizar “hechos que perturbaron el orden público y la tranquilidad ciudadana tras el paso del huracán Ian”.
Osorbo, consecuente con la premisa de que “el rap es guerra”, en tanto sus cultores más genuinos son seres de resistencia, contestatarios, anti-sistema, renuentemente alternativos y temerarios, ha protagonizado otros importantes actos personales de desafío abierto a las autoridades cubanas, manteniendo una postura irredenta contra “cárcel y marea”.
Su obra puede gustar o no y ese criterio no debería estar permeado por la postura ideológica que se asuma. Sobre su calidad artística se habla siempre con el peligro de valorar primero su activismo político, porque es que ese precisamente, es su obra artística en sí. No obstante, coincidir o disentir con algún principio de su faceta como artista o con sus creaciones, no tiene por qué venir siempre acompañado por la intención de encarar su postura ideológica.
La misiva, que como se aprecia, es suscrita por personas de nítidas y muy diversas posturas políticas y enfoques respecto a las tensas circunstancias sociopolíticas de la Cuba de hoy, establece “que desde cualquier ideología es posible condenar o avalar la violencia del poder. Las posturas de disimulo, silencio o complacencia ante el procesamiento punitivo a los manifestantes del estallido social, en lugar de defender a la ciudadanía vulnerable y hacer rectificar a las autoridades, solo perpetuará y ampliará los abusos y los conflictos”,
Miranda Cárdenas fue condenado a 19 años de prisión luego que inicialmente se le había reducido la sentencia de 20 a 10 años. Castillo Castro cumplirá 18 años en la cárcel luego que la petición inicial de 23 años fuera reducida a 12. A Urgellés Fajardo les fueron dictados 14 años, luego que se le redujera de 13 a 10. Becerra Curbelo obtuvo una pena de 13 años de privación de libertad luego que la primera petición fuera de 18 y fuera significativamente reducida a 5 años de prisión domiciliaria. Estos jóvenes cumplieron sus 18 años tras las rejas.