Diez años después de haber competido en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, el saltador de triple venezolano y atleta paralímpico, Oscar Herrera, está viviendo en las calles de Florida
El régimen chavista no lo protegió lo suficiente. La miseria llegó a su vida, allá en Caracas, y emprendió un viaje hacia los Estados Unidos, en busca de una mejora económica que nunca llegó.
Cruzo fronteras, montes y ríos. Es ciego.
Tenía la esperanza de, una vez asentado en los EE.UU. retomar su vida. Todavía la tiene; pero la migración le ha tocado bien duro. Tan duro como eso: está viviendo en la calle.
Su historia la publicó el diario El Nuevo Herald. En el artículo se habla mucho de ese atleta que fue y del hombre que es. Señala el medio que existe una campaña en la plataforma de crowfunding Gofundme para ayudarle pero, ni siquiera han recaudado $2000 dólares.
Oscar Herrera es un refugiado venezolano en los EE.UU. Sin embargo, no podido plantar sus pies en este exilio.
El atleta venezolano paraolímpico clama por ayuda para salir de las calles del sur de Florida. Necesita encontrar un lugar permanente donde vivir en el sur Florida mientras solicita asilo.
El diario explica que Herrera «tuvo que dejarlo todo para emigrar a EEUU alegando persecución del régimen chavista», pero eventualmente, sin ayuda aquí en la ciudad, «terminó viviendo en las calles del sur de la Florida.»
Oscar Herrera llegó a los Estados Unidos hace siete meses luego de venderlo todo.
Alega que decidió emigrar tras perder sus beneficios sociales. Mejor dicho: el régimen de Nicolás Maduro se los suspendió como represalia política.
Añade Oscar Herrera que, después de eso, los partidarios de Maduro comenzaron a hostigarlo.
“La forma en que me estaban perjudicando era tratando de asfixiarme económicamente (…) me cortaron todas las ayudas sociales. Me amenazaron. En Venezuela si los ciudadanos no está a favor del gobierno o no vota por ellos, los comienzan a amenazar”, dijo en una entrevista con el Nuevo Herald.
El Nuevo Herald cuenta toda la travesía de Oscar Herrera. Y si horrenda es la travesía, no menos tenebrosa de escuchar ha sido su llegada a los EE.UU.
¿Mala suerte? Así lo explica el diario.
«Al llegar a EEUU lo recibió un amigo en su casa en el Condado Broward, quien poco tiempo después enfermó de cáncer y tuvo que ir a Nueva York a someterse a tratamiento médico, debido a ello llevó a un refugio en Fort Lauderdale. En el refugio solo estuvo dos días porque según Herrera no aceptaban invidentes. Se fue al terminal de buses de Fort Lauderdale, donde una persona le dijo que se quedara en su casa dos noches. Después de eso, se volvió a quedar en la calle y decidió refugiarse en el aeropuerto internacional de esa ciudad, donde estuvo tres meses. Un amigo le pagó varios días en un hotel, contactó a otro refugio y lo ayudó a publicar su caso en la plataforma GoFundme para recolectar el dinero necesario que le permita costear un lugar permanente donde vivir.»
En la plataforma de Gofundme, sin embargo, no hay siquiera $2000 dólares.
Existen en los Estados Unidos seis estados donde no hay información tabulada según el origen de los extranjeros que hacen vida en el país: Alaska, Montana, Dakota del Norte y del Sur, Vermont y Wyoming; pero en el resto sí. Y estos datos muestran lo siguiente:
Según el censo del 2019, los estados con mayor concentración de venezolanos son Florida (273.216), Texas (73.298), Nueva York (23.174), Georgia (23.131), California (20.174), Carolina del Norte (11.289), Nueva Jersey (11.052), Illinois (9.646), Utah (8.095) e Indiana (5.572).
Los estados que menos venezolanos tienen son: Rhode Island (106), Iowa (274), Delaware (276), Nebraska (285), Alabama (382), Nueva Hampshire (406), Maine (417), Hawai (448), Mississippi (590) y Arkansas (711).
¿Cuántos venezolanos hay en los EE.UU.? ¿Cuántos viven en Miami? La cifra no es exacta y algunos datos son del 2018. Eso sí: tan solo en la ciudad de Doral, en Miami, Florida, que es conocida como «Doralzuela» hay más de 50 000 residentes venezolanos.
Si cada uno de ellos diera 50 centavos de dólar, Oscar Herrera pudiera contar con $25 mil dólares para poder comenzar a vivir de nuevo.
