Otra vez se repite la historia. Otra vez los cubanos buenos se ven forzados a abandonar el país ante la negativa del gobierno de aceptar sus voces.
Uno de los activistas cubanos que más represión y hostigamiento sufrió por parte de las autoridades del gobierno cubano durante todos estos años, el científico cubano Oscar Casanella, llegó a la ciudad de Miami acompañado de su esposa e hijo.
«Llega con esposa e hijo a Miami, Oscar Casanella, uno de los activistas cubano del plantón del Movimiento San Isidro y bioquímico quien sufrió fuertemente la represión en Cuba. ¡Bienvenido!», aseguró en Twitter el periodista de AméricaTeVé, Rolando Nápoles, quien además acompañó la bienvenida con una foto de ambos, juntos, y el pequeño en los brazos de Oscar.
La imagen de Casanella en el Aeropuerto de Miami, la imagen del cubano científico que se fue de Cuba «con el dolor de un patriota obsesionado con la libertad del pueblo cubano», tal y como lo define el portal AméricaTeVé, es la imagen de muchos cubanos de bien, de ciencia, hombres inteligentes que, cansados de intentar desde dentro una mejoría para su patria, finalmente terminaron reinventándose en el exilio.
«Fue una decisión muy dura de tomar», adelantó también el portal de noticias de Miami que debe sin dudas haber recogido la frase de boca de Casanella, quien trabajó como profesor de la Universidad de La Habana e investigador agregado del Instituto Nacional de Oncología y Radiología (INOR).
La foto muestra la salida de uno de los tantos cubanos dignos y capaces de lograr un cambio en la isla, al que el gobierno de la isla no le permitió que concretase sus ideas más nobles.
Fotos suyas, en La Habana, días antes, en un preclaro anuncio titulado «últimas fotos antes de salir de Cuba», junto a los activistas Carolina Barrero y el periodista independiente Yoe Suárez, no calman la angustia de saber que un otro cubano, uno más, ha tenido que marcharse al exilio luego de más de una década de hostigamientos y acosos.
Mientras se mira la foto, recuerdo este escribidor uno de los planteamientos escuchados en días recientes por uno de los tantos «youtuberos» existentes en Miami, quien en uno de de esos programas en streaming hacía referencia al inmenso caudal de cubanos buenos e inteligentes que hay en Cuba, capaces de empujar hacia delante el país.
Cuando lo escuchaba, hace apenas dos o tres días, no podía dejar de estar de acuerdo con él a pesar de las miles – otras – diferencias que nos separan. Lo escuché durante uno, dos minutos, esperando que hiciera la acotación precisa y necesaria que nunca hizo.
Los hay, sí, como Oscar Casanella, solo que el gobierno los anula y oprime; los pisotea tanto, que termina expulsándolos fuera de la isla.
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