Cuba en Crisis: Madres no dan a luz y otros renuncian hasta del Consejo de Estado
En un escenario donde Cuba enfrenta una grave crisis demográfica, económica y política, la isla muestra signos preocupantes de un futuro incierto. Durante el primer semestre de 2024, se ha registrado una dramática caída de nacimientos, sumando a esto la renuncia de miembros clave del Consejo de Estado, que no es un detalle menor de la crisis. ¿Cuántas veces Ud. ha escuchado que cuatro miembros del Consejo de Estado, renuncien así, en pleno? Nunca, ¿verdad?
Ambas situaciones, digan lo que digan y piensen lo que piensen los «pensadores oficialistas», reflejan los desafíos multifacéticos que encara la nación caribeña en su estructura social y su gobernanza.
Según datos desde la isla, Cuba ha experimentado una notable reducción en el número de nacimientos. Durante los primeros seis meses de 2024, se registraron 8.157 nacimientos menos en comparación con el mismo período del año anterior. Este descenso del 19% se ve reflejado en una proyección para el año completo que espera apenas 69,300 nacimientos, la cifra más baja en décadas.
Las autoridades sanitarias atribuyen esta disminución a diversas complicaciones médicas durante el embarazo, como embarazos ectópicos, eclampsia, preeclampsia e infecciones puerperales. Sin embargo, esta explicación médica no captura la totalidad del panorama, donde factores socioeconómicos juegan un rol crucial.
Expertos y estudios independientes señalan que la inflación, la escasez de alimentos y medicinas, y la crisis energética han hecho que Cuba sea un lugar menos atractivo para formar familias. La disminución de mujeres en edad reproductiva, debido a una emigración masiva en busca de mejores condiciones de vida, agrava aún más la situación, limitando la capacidad de la nación de mantener su población.
¡Cómo si lo estuvieras viendo! Anuncian renuncias en el Consejo de Estado
En un contexto político igualmente tumultuoso, el Consejo de Estado de Cuba ha visto la renuncia de cuatro de sus miembros durante una sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Estas renuncias son un indicativo de posible inestabilidad y cambios en la estructura de poder cubana, pero también podría ser un indicio de vergüenza. O, tal vez, de que tienen planes para su futuro, y ser miembros del Consejo de Estado podría estropearlas la bienaventuranza.
Los miembros que dejaron sus cargos incluyen figuras prominentes que decidieron ceder sus lugares a nuevas figuras en roles de dirección, lo que sugiere una posible reorganización o estrategia de renovación dentro del gobierno. Este cambio en el Consejo de Estado podría señalar un intento de adaptación a las crecientes presiones internas y externas que enfrenta el gobierno, buscando tal vez revitalizar la imagen del Consejo o responder a críticas sobre la efectividad y relevancia de sus miembros ante los desafíos actuales.
Una crisis «política» muy a tono con la económica.
El primer ministro Manuel Marrero Cruz, en su reciente intervención ante la Asamblea Nacional, reconoció abiertamente que los resultados de su gestión no han cumplido con las expectativas de la población. Marrero admitió que, a pesar de los esfuerzos, queda mucho por hacer para mejorar las condiciones de vida en la isla.
El primer ministro destacó la necesidad de continuar con reformas y ajustes en el sistema de trabajo del gobierno, aunque sus palabras han generado críticas por la falta de cambios concretos y la percepción de que se continúa con un enfoque que ha demostrado ser ineficaz. Y cuando hablamos de cambios, no nos referimos a los cuatro gatos que se fueron del Consejo de Estado y que serán sustituidos por otros cuatro gatos.
Las políticas para restringir el sector privado y controlar precios, presentadas como soluciones a la crisis económica, han sido particularmente controvertidas. Estas medidas, según Marrero, son necesarias para corregir distorsiones en el mercado, pero han provocado un debate significativo sobre su efectividad y el impacto en la ya crítica situación económica de los ciudadanos.
Cuba se encuentra en una encrucijada crítica, enfrentando desafíos demográficos y políticos que requieren soluciones inmediatas y efectivas. La disminución en la tasa de natalidad y las renuncias en el Consejo de Estado son síntomas de problemas más profundos que requieren una reevaluación de las políticas actuales y una consideración seria de reformas estructurales.
Pero hay quien no quiere esperar a verlo; y mucho menos, dar a luz para que un hijo suyo lo vea. O mejor dicho: lo sufra.
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