Tres personas intentaron arrebatar una moto eléctrica a una persona no identificada en el día de ayer en las inmediaciones de la Cujae, en el municipio de Marianao, en La Habana.
Sin embargo, los vecinos de la zona al presenciar el hecho salieron en auxilio de la víctima y lograron que dos de los agresores huyeran del lugar sin la moto. Un tercero no pudo escapar y terminó, cuchillo en mano metiéndose en una casa y amenazando con matar a los moradores de la vivienda y a todo el que intentara acercársele.
Sin embargo, pudo más la unión de los vecinos, y entre todos lograron reducirlo por la fuerza, quitarle el alma y salvar la vida de los «rehenes».
Así se lo hizo saber una fuente presencial de los hechos al activista Niover Licea, quien en conversación sostenida con este redactor dijo que subiría las imágenes que le enviaron a su cuenta de Instagram.
El robo de motos eléctricas en Cuba se ha convertido en un problema significativo, con múltiples incidentes reportados en diferentes partes del país.
En Sancti Spíritus, recientemente, un hombre fue detenido tras robar 10 motos eléctricas en dos meses, utilizando un método que implicaba seguir a las víctimas y sustraer las motos cuando estaban desatendidas.
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A pesar de estos incidentes, medios oficialistas cubanos han intentado desmentir la gravedad de estos robos, aunque reconocen que han ocurrido.
El Ministerio del Interior de Cuba ha calificado algunos de estos reportes como noticias falsas, aunque admite que se han producido robos y que se han tomado medidas contra los delincuentes.
Sin embargo, la situación parece ser más grave de lo que las autoridades admiten. En Artemisa, por ejemplo, un asaltante fue capturado tras cometer múltiples asesinatos antes de robar motos eléctricas.
También se han reportado robos de motorinas y celulares en el Oriente cubano, en La Habana y en otras regiones como Camagüey.
Este incremento en los robos de motos eléctricas puede atribuirse a varios factores. Por un lado, la creciente popularidad de estos vehículos de suma utilidad en la Isla, los convierte en un blanco atractivo para los delincuentes. Por otro lado, la situación económica y social en Cuba puede estar impulsando a algunas personas a cometer estos delitos como una forma de obtener recursos rápidamente.
