Los pobladores de una isla tropical en medio del Caribe asumen cualquier aire invernal como un frío rotundo. Sucede que algunas veces ese frío rotundo deja de ser airecito invernal y las temperaturas por debajo de los 10 grados Celsius cambian del choteo a la preocupación en buena parte de los cubanos.
Si bien es cierto que algunos sacan bufandas y abrigos de gorros y lanas para esa leve sensación de invierno al que acostumbra el país, basta que bajen los termómetros para asegurar que la mayoría no cuenta con la indumentaria y la alimentación necesaria para plantarle cara al frío.
En la madrugada de este lunes 31 de enero, se registraron cifras de temperatura mínima que no llegaron a convertirse en récords históricos, pero se ubicaron por debajo de los 10 grados Celsius en 29 de las 68 estaciones meteorológicas con que cuenta la nación.
Según los índices del Instituto de Meteorología, localidades del interior del país fueron muy frías como en Matanzas, Artemisa, y Mayabeque, donde se ubica el popular territorio de Bainoa, uno de los más fríos del país, y que anoche registró 3 grados Celsius.
Desde su cuenta de Twitter el presidente cubano Miguel Díaz Canel escribió: “Domingo Frío como pocos en Cuba. Disfrutemos en familia estas temperaturas, tan raras en nuestro clima y cuidemos con especial celo a niños y ancianos”.
En 2010 se investigó en Cuba la muerte de varios ancianos en un hospital psiquiátrico durante una ola de frío que atravesó el país por entonces y que presuntamente causó neumonías y otras enfermedades en los adultos mayores.
Es conocido que la Isla posee alrededor de un 20.8 por ciento de su población envejecida y que ese índice se ubica entre los más altos del territorio. Si a eso su suman las condiciones de vida desfavorables en las que se encuentran muchos de los ancianos es común que salten a la vista preocupaciones en torno a la vivienda y los alimentos necesarios para enfrentar las bajas temperaturas.
Algo que podría parecer insignificante para otras regiones del mundo como un vaso de leche caliente es prácticamente una rareza en Cuba y más para los ancianos que en la mayoría de los casos no cuentan con ingresos suficientes que les permitan obtener el alimento en el mercado paralelo. Además, los insumos de la canasta básica se han visto limitados por la crisis que atraviesa el país y la propia leche ha faltado desde hace meses.
Una joven de La Habana comentaba que una enfermera de ese territorio le aseguró que desde que iniciaron las bajas temperaturas el fin de semana, en un asilo de ancianos de la capital habían entregado dos frazadas a cada adulto mayor y habían indicado reforzar la alimentación. Ese fue un aliciente en la conversación que sostenía la joven a propósito de lo que afecta ese clima a personas mayores y niños que no cuentan con buenas condiciones de vida.
Por suerte son pocos los días de invierno en Cuba, pero vale la pena pensar en cómo afrontan esas pocas noches frías los ancianos que se encuentren solos en sus casas, llenos de precariedades.
Lejos de parecer una exageración, esos pocos días invernales pueden traer consecuencias severas para muchos de ellos, más ahora, en medio de la delicada situación con enfermedades respiratorias que afronta el país, sin contar el peligro de la pandemia de Covid-19 que aún persiste.
No todos son memes y burlas sobre si alguien dejó de bañarse o si chifló el mono. En la mayoría de los casos se trata de qué comen y cómo se abrigan los más vulnerables. El frío cubano tiene dos caras. La primera es cómica. La segunda puede ser terrible.
