Alrededor de un año antes de que se convirtiera en subcampeón con Polonia en las Olimpiadas de París 2024, los padres de Wilfredo León Venero relataron el calvario que pasó quien considerado hoy por muchos el mejor voleibolista del mundo para salir de su isla natal.
En entrevista con el medio polaco SportoweFakty a mediados de 2023, Wilfredo y Alina respondieron directamente a quienes han cuestionado la decisión del atleta de jugar por su país adoptivo y no como integrante de la selección cubana.
La pareja recordó los inicios deportivos del llamado Rey León, que con solo 11 años participaba en torneos internacionales como una pieza clave del equipo juvenil de Cuba y a los 14 ascendió al equipo nacional senior.
“Cuando lo llamaron (a la selección), estábamos seguros de que se defendería en lo deportivo. Solo nos preocupaba si estaba físicamente preparado. ¿Será capaz de hacer frente si en el gimnasio le hacen levantar las mismas pesas que los jugadores mayores?”, narraron.
Sin embargo, el jovencito, que con 17 años se convirtió en el capitán más joven del team Cuba, “lo manejó todo”. “Tal vez incluso demasiado bien, porque durante mucho tiempo jugó para las selecciones nacionales junior y senior al mismo tiempo”.
“Vivía en una habitación sin cristales en las ventanas y con goteras en el techo. A menudo no había electricidad ni agua corriente. Para bañarse o lavar su ropa deportiva, después de un entrenamiento agotador, tenía que correr al pozo a buscar agua y transportarla en baldes hasta el cuarto piso”, detallaron.
Incluso a sus padres, que estaban “acostumbrados a una vida modesta”, las condiciones en que se desarrollaba León como atleta de alto rendimiento en Cuba le parecían “fatales”. Pero cuando Alina le preguntaba si realmente él quería estar allí, le decía: “Sí, mamá”.
La dura carga de trabajo en los entrenamientos y el nivel de juego que enfrentó todavía siendo un adolescente, le trajeron al muchacho de Santiago de Cuba “serios problemas en el hombro”. “Los entrenadores estaban más pendientes del resultado que de su salud”, acotaron.
“Wilfredito apretó los dientes y jugó mucho tiempo, pero cuando regresó de la Liga Mundial de 2012 con un esguince en el tobillo y en vez de rehabilitarse fue al cuartel a hacer un entrenamiento militar de mes y medio para deportistas, algo en él se quebró”, explicaron sobre el momento en que el joven” “decidió irse”.
Pero emigrar no le iba a ser tan fácil. Las autoridades cubanas le pusieron a León todas las trabas posibles antes de dejarlo marchar. Cuando pidió no ser incluido en las convocatorias de la selección, le impusieron una sanción de cuatro años; lo pusieron en la lista de “deportistas de especial valor para el país”, es decir, los que no pueden salir; y quisieron que pasara dos años de servicio militar.
“Incluso cuando todo estuvo arreglado para salir del país y lo acompañamos al aeropuerto, teníamos miedo de que aún no hubiera terminado aquello”, confesaron.
El día en que finalmente salió de Cuba, a otros dos jugadores de voleibol que estaban a punto de subir al avión en el último momento los hicieron retroceder y “no queríamos que Wilfredo pasara por lo mismo”. Pero el avión de su hijo despegó rumbo a Europa. “Entonces nos sentimos aliviados”.
“Él quería un mejor futuro como jugador y en su vida. Y tenía otra gran motivación: ya conocía a su actual esposa y quería estar con ella en Polonia. Y finalmente se encontraron y comenzaron una vida juntos”, precisaron sobre cómo León terminó convirtiéndose en polaco en 2015.
“Tuvo que esperar un tiempo para poder jugar con Polonia por el reclamo de la Federación Cubana, hasta que finalmente se cumplió el tiempo y pudo participar en los eventos internacionales con la selección polaca desde 2019”, agregaron agradecidos “con Dios” por “las bendiciones y los dones” de su hijo.
Tras subir al podio olímpico en la capital francesa el mes pasado, The Cuban King agradeció a su vez a Dios por tener unos padres que han sido “ángeles llevando desde pequeño toda mi vida deportiva”.