Louisville, Kentucky continua haciendo méritos para dejar de ser aquella comunidad tranquila e incipiente de cubanos que era en el año 2011, cuando apenas comenzaba a ser lo que actualmente es: una de las ciudades estadounidenses con más residentes de origen cubano después de Miami, la indiscutida número uno, New Jersey y probablemente Tampa.
Sucesos recientes, feminicidios específicamente, han empañado la imagen que muchos residentes estadounidenses tenían de la comunidad cubana residente en Louisville; la mayoría de ellos, cubanos trabajadores que se mudaron al norte en busca de mejores condiciones de vida, rentas y seguros más baratos y mejores salarios.
En diciembre del pasado año, Luis David Fuentes, conocido como «El Rey de los Kentubanos» – así le llaman a la comunidad de cubanos residentes en Kentucky, principalmente en Louisville – señalaba que en ese estado se conseguía en 3 o 4 años, «lo que en Miami te lleva 10 años lograr»
Al menos durante los últimos 45 días, parafraseando a Fuentes, se pudiera decir que en una semana, ves crímenes cometidos por cubanos, que antes – no tan atrás en el tiempo – te demorabas seis meses o un año en ver.
A inicios de agosto de este año, la cubana Indira Almaguer murió asesinada a puñaladas en Louisville, Kentucky, a manos de su expareja, Marcelino Fonseca. El asesino, que se mantuvo prófugo de la justicia durante al menos tres semanas, hasta subió un video a las redes anunciándose arrepentido por lo hecho. Sin embargo, no se entregó a la justicia, y fue esta quien debió darle caza dos semanas después.
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Su arresto supuso el fin de la espera en la búsqueda de la justicia para los familiares de la víctima, pero no el final de los feminicidios ocurridos en Louisville, Kentucky, donde las víctimas y los victimarios eran (son) de origen cubano. Apenas dos semanas después, otra cubana moria asesinada a manos de su expareja, cubano también.
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El pasado 30 de agosto, la semana pasada, un cubano de 53 años, Ernesto Ortiz Díaz, fue arrestado en Louisville, Kentucky, acusado de apuñalar a una mujer y a un hombre que intentó defenderla durante una disputa en el vecindario de St. Denis.
Gracias a otros dos transeúntes que lograron desarmar al agresor e inmovilizarlo antes de que llegara la policía, y la prontitud con que fue llamada y llegó esta, ninguna de las víctimas perdió la vida.
Según la ficha del arresto, la fianza de Díaz fue fijada en 100.000 dólares.
Un hecho extraño – la otorgación de la fianza – tras dos intentos de asesinato, si tenemos en cuenta de que Díaz ya había enfrentado otros dos cargos «peligrosos» en 2020 que incluían violencia doméstica, con heridas de menor gravedad, y amenazas «terrorísticas» de 3er grado.
