El drama de las deportaciones sigue afectando a las familias cubanas residentes en Estados Unidos, y son varias las que se han visto separadas tras el endurecimiento de la política migratoria implementada durante la administración del presidente Donald Trump.
Una cubana con ciudadanía estadounidense llamada Liyian Páez está viviendo la pesadilla de ser separada de su esposo, Alian Méndez Aguilar, quien ingresó al país por la frontera sur en 2019 y solicitó asilo bajo la visa I-220B. Su solicitud inicial fue denegada pero se le permitió permanecer en libertad mientras apelaba el fallo.
La pareja fue separada el pasado 25 de abril, cuando Méndez acudió a una cita programada con ICE, donde fue retenido. Desde ese momento, fue trasladado por varios centros de detención hasta que finalmente fue deportado a Cuba.
Páez afirma sentirse “totalmente traicionada” tras la deportación de su esposo, especialmente porque, como ciudadana estadounidense, votó por el presidente Trump en la última elección presidencial: “Creía que, quizás, con el mandato del presidente Trump, las personas que eran delincuentes eran las que se iban a ir, y los que tenían un récord judicial limpio los que iban a tener una oportunidad”.
En una entrevista con Univisión, entre lágrimas, la cubana relató el doloroso momento en que se separó de su esposo durante la cita con inmigración: “En un ratito sale la abogada y me entrega un sobre amarillo con sus pertenencias, y yo: ‘¿Pero qué está pasando, dónde está mi esposo?’, y ella me dice que lo habían detenido”.
Por su parte, Méndez denunció vía videollamada durante la entrevista el maltrato que sufrió durante su detención por parte de ICE: “El trato en lo que es la deportación, en los traslados, es súper malo porque te tienen esposado de los pies, la cintura y las manos”.
Ahora, Páez debe afrontar sola la crianza de sus dos hijos: su hijo mayor, quien es parapléjico, y su hija menor de tres años, todo mientras intenta conservar su empleo.
“He perdido el ingreso de mi esposo, que era el principal sostén de la casa”, lamentó.
En la misma entrevista, Liyian —quien ya ha comenzado a gestionar su caso con varios congresistas— envió un mensaje directo al expresidente Trump: “Que nos dé una oportunidad. No pienso que es justo para todos”.
Según una abogada consultada por Univisión Noticias, cuando inmigración ejecuta una orden de deportación, la persona queda sujeta a un castigo de 10 años fuera del país. Sin embargo, dado que Méndez tiene una petición familiar activa, podría solicitar un perdón a los cinco años y reingresar bajo esa petición, en caso de ser aprobada, con residencia.
A finales de abril, también fue detenida una madre cubana que asistió a una cita rutinaria de inmigración, siendo separada de su bebé lactante. Por igual, su esposo es ciudadano estadounidense y había presentado una reclamación familiar.