Cuba continúa recibiendo ayuda. SODePAZ envía 7 contenedores; Bielorrusia 20 toneladas

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El régimen de Cuba sigue dependiendo de donaciones mientras la crisis estructural se profundiza y las soluciones de fondo brillan por su ausencia.

La isla sobrevive a punta de contenedores

En medio de una de las peores crisis económicas de su historia reciente, Cuba vuelve a estar en las noticias, pero no por reformas estructurales, repuntes económicos ni apertura democrática, sino porque continúa recibiendo ayuda internacional en forma de donativos y cargamentos de emergencia. Esta vez, la ONG española SODePAZ ha enviado siete contenedores con materiales diversos y el gobierno de Bielorrusia ha despachado 20 toneladas de alimentos e insumos médicos. Un nuevo parche para una crisis que no cesa, ni parece tener salida mientras se insista en el modelo fallido de siempre.

SODePAZ y su misión interminable

Desde España, la organización SODePAZ ha dirigido sus esfuerzos hacia Cuba una vez más. Los siete contenedores enviados este año han incluido desde equipos para el aprovechamiento de la biomasa de la moringa, hasta sistemas solares de riego, camas hospitalarias y paneles fotovoltaicos. En teoría, todo esto suena bien: desarrollo local, innovación energética, respuesta a emergencias. Pero en la práctica, cada nuevo envío parece más bien alimentar la ilusión de que es posible mantener con vida, a base de donaciones, un sistema económico que hace agua por todos lados.

Los destinos de estos materiales han sido lugares tan necesitados como Jesús Menéndez, en Las Tunas; Songo La Maya, en Santiago de Cuba; o Guantánamo, arrasada por el huracán Óscar. Una ayuda loable, sin duda. Pero que también resulta sintomática: sin estas inyecciones externas, ¿qué quedaría en pie?

Bielorrusia: más que aliados, colegas del desastre

Desde Minsk, el gobierno de Aleksandr Lukashenko —tan cuestionado como el de La Habana— envió 20 toneladas de alimentos e insumos médicos para ayudar a los damnificados por los huracanes y los sismos que sacudieron la isla en el otoño de 2024. El canciller cubano, Bruno Rodríguez, agradeció públicamente el gesto en la red X, como suele hacer cada vez que un aliado político —no precisamente democrático— tira un salvavidas en forma de cargamento.

Esta donación se suma a una larga lista de auxilios internacionales que ha recibido Cuba en los últimos meses, desde colchones hasta jeringuillas, pasando por leche en polvo o transformadores eléctricos. Ayuda necesaria, claro está, pero que no cambia el fondo del asunto: Cuba vive de la caridad internacional porque su modelo económico no genera ni siquiera lo indispensable para subsistir.

Los informes oficiales hablan de más de 34.000 viviendas afectadas, 37.000 hectáreas de producción agropecuaria dañadas, y serios estragos en la infraestructura de electricidad, agua y comunicaciones. Pero lo que no se dice con tanta claridad es que estos fenómenos meteorológicos solo vinieron a agravar una situación ya insostenible. Apagones interminables, inflación sin freno, dolarización forzada, desabastecimiento, y una migración masiva que parece no tener techo. Y aun así, el régimen insiste en que el problema es el «bloqueo» externo, cuando buena parte del mundo sigue donando.

Un rosario de ayudas recibidas

Desde 2020 hasta hoy, Cuba ha recibido más de 150 donaciones internacionales provenientes de al menos 30 países y organismos internacionales, según cifras recopiladas por medios oficiales y organizaciones humanitarias. Pero más allá de los titulares agradecidos y los listados de insumos, los números reflejan una dependencia estructural que se ha vuelto endémica.

  • En 2021, durante el pico de la pandemia, llegaron más de 40 vuelos y contenedores con insumos médicos y alimentos, principalmente desde México, Rusia, China, Italia y Vietnam. Aun así, el sistema hospitalario colapsó en varias provincias y el gobierno debió aceptar incluso donaciones gestionadas desde la emigración cubana, algo históricamente estigmatizado.
  • 2022 trajo otro repunte de ayuda tras el incendio de la Base de Supertanqueros en Matanzas. Llegaron cargamentos desde Venezuela, Nicaragua, Rusia y México, incluyendo combustibles, espuma química, tanques de agua y brigadas especializadas. El resultado: un apagón nacional semanas después y una red eléctrica cada vez más deteriorada.
  • En 2023, el huracán Ian y la creciente inseguridad alimentaria impulsaron nuevas donaciones. El Programa Mundial de Alimentos (PMA), junto con organizaciones como Cruz Roja y Caritas, aportaron más de 20 millones de dólares en alimentos, equipamiento agrícola y medicamentos. Sin embargo, los mercados estatales siguieron vacíos y los precios, en alza.
  • En lo que va de 2024-2025, la lista de países “solidarios” incluye a Argelia, Belice, Turquía, Japón, Bielorrusia, y hasta Timor Oriental. Se ha enviado desde leche en polvo y transformadores, hasta ambulancias y kits de higiene. Y el régimen continúa celebrando cada caja como si fuera la salvación nacional.

Lo paradójico es que, pese a toda esta avalancha de solidaridad, la situación del cubano promedio es hoy más precaria que hace cinco años. Los salarios siguen sin alcanzar ni para una semana de comida, el transporte público está en ruinas, y el éxodo migratorio alcanza cifras de escándalo: más de 500 mil cubanos han salido del país desde 2021.

Sin embargo, lo que ningún boletín oficial menciona es que los contenedores no sustituyen una economía funcional. Que los donativos no arreglan la infraestructura colapsada ni devuelven la confianza a los ciudadanos que se lanzan al mar o cruzan selvas buscando un futuro que en su isla ya no ven posible. Que se puede aplaudir la solidaridad internacional, pero no usarla como coartada para evitar el verdadero debate: ¿cuándo comenzará Cuba a sostenerse por sí misma?

Mientras tanto, seguirán llegando contenedores. Algunos con placas solares, otros con jeringuillas, camas o arroz. Y seguirán los agradecimientos oficiales, las fotos de recibimiento, las promesas de que «se avanza». Pero nadie responde a la pregunta esencial: ¿hasta cuándo podrá vivir un país solo de la ayuda ajena?

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