Heidy Sánchez fue separada de su hija lactante en una cita con ICE en Tampa. Mientras la comunidad clama justicia, los cuatro congresistas cubanoamericanos republicanos de Miami permanecen en silencio.
El caso de Heidy Sánchez Tejeda, una madre cubana deportada repentinamente a la isla pese a estar casada con un ciudadano estadounidense y tener una hija de apenas un año nacida en EE.UU., ha desatado una ola de indignación nacional e internacional.
La separación forzada de madre e hija ha sido reseñada por medios como Reuters, Telemundo, Milenio, y WUSF. Sin embargo, el silencio de los llamados «cuatro fantásticos» de la política republicana cubanoamericana —Marco Rubio, María Elvira Salazar, Mario Díaz-Balart y Carlos Giménez— ha sido ensordecedor.
Heidy Sánchez acudió el pasado 22 de abril a una cita de rutina con ICE en Tampa, como parte de los requisitos del formulario I-220B que la mantenía bajo supervisión tras una orden de deportación de 2019. En esa visita, acompañada de su hija lactante, fue detenida sin previo aviso. Le indicaron que llamara a su esposo —ciudadano estadounidense— para que recogiera a la bebé, y dos días después ya estaba deportada a La Habana junto a otros 81 cubanos.
Sánchez, quien había sido liberada por ICE en plena pandemia y construía una vida en Florida junto a su esposo Carlos Yuniel Valle y su hija Kailyn, había solicitado una regularización por matrimonio en 2021. Sin embargo, ese trámite seguía sin resolverse. A sus 44 años, tras someterse a un largo proceso de fertilización in vitro para tener a su hija, la deportación ha sido un golpe devastador.
Su abogada, Claudia Cañizares, narró a AP y a Univisión23, todas las peripecias vividas por Sánchez dentro del sistema. Incluso, hasta última hora.
Por su parte, la congresista demócrata Kathy Castor han solicitado un parole humanitario que le permita regresar a EE.UU. a reunirse con su hija, quien aún depende de la lactancia materna. “Esta familia merece ser tratada con dignidad. La señora Sánchez tiene derecho al debido proceso”, escribió Castor en una carta dirigida al presidente Trump, denunciando que esta deportación es una “mancha profunda” en su administración.

Carta de la Congresista Kathy Castor a Donald Trump
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Y aquí surge una pregunta: ¿Acaso esa carta no le correspondería mejor escribirla a María Elvira Salazar? ¿A Mario Díaz-Balart? -A Carlos Giménez? ¿A Marco Rubio? ¿Qué han hecho «Los Cuatro Fantásticos» ante este caso? ¿Acaso suscribieron su firma a la de Castor? ¿Ni siquiera se montaron en el tren que puso en marcha otro?
¿Y los congresistas?
A pesar de la visibilidad del caso, ni Marco Rubio ni María Elvira Salazar ni Mario Díaz-Balart ni Carlos Giménez han emitido declaraciones públicas sobre el drama de esta madre cubana. Rubio, dado su papel como Secretario de Estado, pudo hasta haber tenido más influencia, pero nada; niente, zero.
Rubio, quien en su momento fue apodado “el niño de la inmigración” por su historia familiar, ha guardado silencio absoluto. Lo mismo ocurre con Salazar, que suele presentarse como defensora de los inmigrantes cubanos y venezolanos, y que recientemente escribió una columna en Miami Herald defendiendo su historial en temas migratorios. Aparentemente, este caso no califica.
Díaz-Balart tampoco ha dicho una palabra sobre Heidy Sánchez. Ni siquiera durante su encuentro reciente con mujeres republicanas en Miami, donde habló de elecciones y estrategia, pero no mencionó inmigración, pese a las preguntas del público. Giménez, por su parte, ha sido más contundente en su defensa de las deportaciones, incluso proponiendo suspender remesas y viajes a Cuba, mientras se desentiende de los cubanos en situación irregular en EE.UU.
LA Times dice que los tres últimos, navegan entre las decisiones de Trump con cautela. Y sí, es cierto. Demasiado.
Visto así todo esto, hasta parecería justificada la campaña de denuncia contra estos cuatro políticos, lanzada por la organización Keep Them Honest, Inc., liderada por exrepublicanos, quienes con vallas publicitarias en el Palmetto Expressway, la Turnpike y el Don Shula Expressway, han señalado su “cobardía y complicidad” en medio de una ofensiva de deportaciones que afecta directamente a sus electores.
“Son hijos de inmigrantes y representan a una comunidad de inmigrantes, pero su silencio ha creado miedo”, declaró el vicepresidente del grupo, Chris Wills. Las vallas tienen mensajes como: “Deportar a buenos inmigrantes a dictaduras es cruel”, y usan fotos poco favorecedoras de los legisladores, recoge Political Cortadito.
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“La niña pide el pecho a cualquiera”
Mientras tanto, Heidy Sánchez, desde La Habana, dice estar “siendo asesinada lentamente”. Su hija llora por ella, pregunta por el “teti” y espera en vano a que su madre regrese.
Su esposo, Carlos Valle, asegura que hará todo lo posible por reunificar a la familia. Pero el proceso puede demorar años. “Le están causando un daño irreparable a mi hija”, afirma.
El caso de Sánchez es apenas uno entre cientos. Según cifras oficiales, ya van más de 450 cubanos deportados a la isla en lo que va de 2025. Y aunque muchos están en trámites de legalización o bajo procesos familiares, la administración Trump ha eliminado los matices: quien tenga una orden de deportación, va para afuera.
El drama de esta familia ha despertado una ola de solidaridad. Lo que no ha despertado, hasta ahora, es la voz de los que se dicen representantes de la comunidad cubana en el Congreso.
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