Dos familias cubanas viven horas de angustia tras la desaparición de sus seres queridos, ambos ancianos, en circunstancias distintas pero igualmente alarmantes. El primero de los casos ocurrió en La Habana, aunque el desaparecido es oriundo de Güira de Melena, Artemisa; y el segundo en la ciudad de Camagüey. Ambos hombres padecen problemas cognitivos, lo que incrementa el nivel de preocupación y vulnerabilidad en cada caso.
Pedro Alberto Garro Contreras, residente de Güira de Melena, salió el pasado lunes 15 de julio rumbo a La Habana alrededor de las cuatro de la tarde. Según testimonio de su hija Mary Garro Frómeta, se bajó de una camioneta en la terminal del Lido y caminó en dirección a Maternidad Obrera. El anciano, que sufre de diabetes y está en proceso de deterioro mental, nunca llegó a su destino: una vivienda ubicada en Avenida 19, número 3401, entre 34 y 36, en el municipio Playa.
Garro Contreras vestía un pulóver azul y un pantalón de mezclilla. Desde entonces no ha comido, y su familia teme que haya sufrido una descompensación. Varias personas afirman haberlo visto en las inmediaciones de la Facultad de Estomatología en mal estado, incluso golpeado, solo, y desorientado. La familia ruega que, de ser identificado, se le retenga y se dé aviso inmediato a los números 55598581, 59873823 o 54365918.
Mientras tanto, en Camagüey, se reporta la desaparición de Héctor Llanes Saavedra, quien lleva más de una semana sin regresar a casa. Su familia ya informó a las autoridades, pero hasta el momento no ha habido avances en su localización.
Según datos compartidos en redes sociales, Héctor también padece demencia, lo que podría haberlo llevado a desorientarse sin poder regresar a su hogar. Su hija, Idania Llanes, ha puesto a disposición los teléfonos 53653582 y 58847400 para cualquier información que ayude a encontrarlo.
Ambas desapariciones han generado la acostumbrada solidaridad en redes sociales, donde decenas de usuarios han compartido mensajes de apoyo, oraciones y difusión de las imágenes y descripciones de los ancianos extraviados. No obstante, también han surgido cuestionamientos sobre cómo es posible que personas en estado vulnerable circulen solas sin supervisión, exponiéndose a situaciones de alto riesgo en contextos urbanos donde la atención institucional a estas urgencias parece no estar a la altura.
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