El edificio de Yunior García Aguilera continúa hoy 15N cubierto por enormes banderas cubanas que bloquean la pequeña ventana por la que ayer el joven intelectual mostró una rosa blanca a todos los efectivos de la seguridad del estado, la policía y los partidarios del gobierno que lo sitiaron para impedir que saliera a marchar en solitario a las 3:00 de la tarde como había anunciado. La telefonía móvil y fija de García está cortada desde antes del mediodía de ayer, impidiéndole comunicarse con el exterior.
La prensa extranjera no puede avanzar a menos de 200 metros, luego de que fuera rechazada violentamente por agentes de civil cuyo “puesto de mando” está ubicado en una escuela primaria. Una imagen algo borrosa extraída de una grabación anónima hecha por alguien que logró estar cerca del lugar, se ha hecho viral: Yunior asoma por su ventana, cuelga un pequeño cartel que reza: Mi casa está bloqueada, y la rosa blanca pende de su mano, antes que las enormes banderas lo oculten.
El activista identificado como El legionario, comentó en su perfil de Twitter que “de más está decirles que el 99% de los que estaban ahí no eran del barrio. De hecho vi a las guaguas irse con la mayoría” y que explica como intentó acercarse al edificio “pero lo más cerca que pude estar fue a unos 20 metros. En ese momento nos llamaron y técnicamente nos expulsaron de ahí.”
Otras personas no convocadas por las autoridades se encontraban en el lugar, y El legionario escribe que “fue una sensación muy reconfortante y me dio las fuerzas que me faltaban para tener el valor de salir mañana”, o sea, hoy.
El tibio o nulo involucramiento de los vecinos en “los actos de repudios” y “reafirmación revolucionaria” a los organizadores y activistas de Archipiélago rodeados por tropas oficiales desde hace días, es más una constante que una excepción.
La crítica de arte y editora Miryorly García Prieto describió ayer en su perfil de Facebook que en la tarde de ayer “un grupo de personas se posicionaron frente a mi casa con banderas y carteles pro gobierno para armar un acto de repudio. Pero la mayoría de mis vecinos no se sumaron. El acto se suspendió”, agradeciendo por esto a “quienes dicen que no, a quienes han reconocido valiente y públicamente mis valores y no se han sumado a la difamación y el escarnio. Las autoridades reaccionaron al fracaso con soberbia” y ya en la noche temprana, mientras retiraba los carteles y banderas colgados en el portal de su casa “le dijeron a un hombre totalmente ebrio que llevaba en sus manos una botella de cristal, que me gritara ofensas como gusana y mercenaria.”
En su Twitter, la activista Salomé García Bacallao resume los nombres de los activistas retenidos en paradero desconocido, algunos desde hace más de 60 horas, como Daniela Rojo, Yanilys Sariego, y Lázaro Lamelas Ortiz, posiblemente en estaciones de policía o instalaciones de la Seguridad del Estado. Víctor González lleva 36 horas, y Yolanda Santana Ayala, Lourdes Esquivel, José Díaz Silva y Eloy Calunga están desaparecidos hace 12.
El resumen también recoge a quienes se encuentran en detención, como Pedro Albert Sánchez, desde hace 12 días, Guillermo (Coco) Fariñas y Osmel González Darlington hace 72 horas, y Miguel Luis Blanco Silva hace 60. Jorge Cervantes aparece como “en proceso de verificación”.
En la ciudad de Santa Clara, la emprendedora y activista Saily González Velázquez transmitió en vivo por sus redes sociales otro acto de repudio organizado frente a su vivienda por personas a las que declara no conocer, pues no son vecinos suyos. Mujeres maduras casi todas, le gritan a la activista la consigna “Pin pon fuera. Abajo la gusanera”, una de tantas que desde la década de los setenta emplean los seguidores del gobierno para deslegitimar a quienes disienten.
