En la final de la lucha grecorromana en los 130 kilogramos en los Juegos Olímpicos de París 2024 se enfrentarán dos cubanos, dos amigos, dos rivales. Se trata del tetracampeón olímpico Mijaín López, a punto de cumplir 42 años, y de quien fuera por muchos años su compañero de equipo, Yasmani Acosta, de 36.
Acosta, que ahora es chileno y compite por el país sudamericano, pasó alrededor de una década a la sombra de Mijaín. Y precisamente porque sabía que nunca podría salir de esa sombra decidió quedarse en Santiago de Chile en 2015, e intentar competir al más alto nivel, aunque no fuera con la bandera cubana.
No en vano la prensa chilena ha puesto énfasis en la alegría con la que el mítico luchador de Herradura recibió este lunes la noticia de que discutiría su quinta final bajo los cinco aros contra su discípulo y amigo, que ahora es chileno. Para sumarle más emoción, en ese momento, al lado de Mijaín, estaba Héctor Milián, el primer medallista de oro de la lucha cubana, en Barcelona 1992.
En más de una ocasión Acosta lo ha dejado claro: “Me vi atrapado por él”. Por eso tomó la valiente decisión de empezar de cero en Chile, adonde había viajado para ser parte de los Panamericanos de Lucha.
Pero su camino, como el de todo inmigrante, no fue fácil. Tras quedarse fuera de Cuba, estuvo dos años lejos de los colchones, sin entrenar y trabajando mayormente como guardia de seguridad en clubes y discotecas para poder pagar sus cuentas.
Nacido el 16 de julio de 1988 en Agramonte, un pueblo del municipio matancero de Jagüey Grande, Acosta empezó desde temprano a practicar deportes. Conoció el futbol, el beisbol y el boxeo antes de la lucha.
Posteriormente pasó por la Escuela de Iniciación Deportiva de su territorio y por la de Superación y Perfeccionamiento Atlético “Giraldo Córdova Cardín”.
Entre 2005 y 2007, como parte del equipo nacional juvenil, obtuvo una medalla de oro en un Panamericano y finalizó séptimo en un Mundial.
Desde 2008, que entró a la selección de mayores, comenzó a mejorar como atleta. Ya en el Cerro Pelado, en La Habana, podía entrenar diariamente con atletas de primer nivel, entre los que estaba Miajín.
Según dijo Acota a la revista Cubalite en 2019, “chocar” con el pinareño “fue algo fantástico”, porque “tener a uno de los mejores del mundo como pareja de preparación te da un techo mucho mayor”.
“Yo quería competir a nivel mundial y olímpico y resultaba muy difícil obtener mi plaza teniendo a Mijaín como primera figura de la división de 130 kilogramos”, señaló.
En la misma ocasión, Acosta reconoció que irse a vivir lejos de Cuba ha sido “la decisión más complicada de toda mi vida”, algo que hizo de manera “espontánea” y que, si hubiese pensado más, no hubiera hecho. Separarse de su familia fue doloroso, pero “con el tiempo uno se resigna”.
Tras un “duro” comienzo, Acosta consiguió “la aprobación de los chilenos” y su vida empezó a dar un vuelco. De acuerdo con lo que contó a Cubalite, el Gobierno le dio una beca que le garantizó ciertos aspectos de la vida y que le permitió “dedicarme a entrenar toda la semana sin tener la presión de un trabajo”.
A golpe de esfuerzo y de sacrificio y con un entrenador como Néstor Almanza, que cosechó grandes resultados como atleta, Acosta empezó a tener logros y a coincidir en competencias con sus excompañeros de equipo sin que “nada” haya cambiado. En 2023 pudo incluso volver a Cuba para reencontrarse con su familia y entonces también entrenó con Mijaín.
No obstante, “subirse a un colchón y luchar contra un cubano”, no es algo que disfrute o que sea fácil, sobre todo porque la mayoría de los atletas y entrenadores son “amigos y excompañeros de entrenamiento”.
Hace cinco años, Acosta veía su capacidad física como una de sus fortalezas y la agresividad al inicio de los combates como algo que debía mejorar.
La última vez que Mijaín enfrentó a Acosta en un torneo oficial fue en la semifinal de los 130 kilos de los Panamericanos de Lima en 2019. Este 6 de agosto se verán las caras para discutir un oro olímpico. Uno lo busca por quinta ocasión; el otro sueña con tenerlo por primera vez. En cualquier caso, ambos protagonizarán un espectáculo agridulce para muchos cubanos que desearían verlos ganar a los dos.