En medio de la crisis económica que atraviesa Cuba, los vehículos eléctricos chinos han emergido como una solución vital para los ciudadanos, especialmente los más pobres. Con el aumento de los precios del combustible, que se dispararon cinco veces en febrero de 2024, y un sistema de transporte público poco confiable, muchos cubanos han comenzado a recurrir a estos vehículos eléctricos, considerados una opción más económica y sostenible.
Bicicletas con baterías, motorinas, patinetas, triciclos… de todo, eléctrico y con batería, está rodando en Cuba haciéndole competencia – incipiente aún – a los hegemónicos carros americanos.
South China Morning Post nos trae desde La Habana un trabajo vinculado a este tema, donde destaca que este cambio, «ha sido impulsado principalmente por la empresa mixta Caribbean Electric Vehicles (VEDCA), una colaboración entre la compañía china Tianjin Dongxing Industrial y la estatal cubana Minerva».
«Desde su creación, VEDCA ha transformado rápidamente el panorama del transporte en La Habana, una ciudad tradicionalmente conocida por sus coloridos automóviles clásicos estadounidenses. Ahora, las calles de la capital cubana están siendo testigos de un número creciente de scooters y autos eléctricos de fabricación china, que están ganando popularidad por su eficiencia y bajo costo operativo», reseña el reportaje.
El proyecto VEDCA no solo se limita a vehículos pequeños; también ha comenzado a probar tractores eléctricos y otra maquinaria pesada, lo que podría tener un impacto significativo en sectores clave de la economía cubana, como la agricultura. Esta diversificación en la oferta de vehículos eléctricos chinos apunta a una rápida expansión y a un cambio sustancial en la manera en que los cubanos se movilizan y realizan labores esenciales.
A pesar de estos avances, la realidad económica de Cuba sigue siendo compleja. Recientemente, el gobierno cubano permitió la importación de vehículos eléctricos modernos, incluidos modelos de lujo como Tesla, aunque la mayoría de los cubanos no pueden permitirse tal lujo debido a los altos costos asociados.
Esta apertura es parte de un esfuerzo más amplio para modernizar la infraestructura de transporte del país, pero sigue siendo inaccesible para la gran mayoría, quienes ven en los vehículos eléctricos chinos una alternativa más viable y adaptada a sus necesidades económicas.
Las nuevas regulaciones, establecidas bajo el Decreto 83, han eliminado las restricciones sobre la importación de motos eléctricas de baja potencia y han autorizado a los cubanos y residentes extranjeros a importar motores eléctricos y sus accesorios para la conversión de vehículos a electricidad. Además, la legislación fomenta la importación de vehículos totalmente eléctricos y la creación de infraestructuras de carga, lo que podría mejorar significativamente la disponibilidad y uso de estos vehículos en la isla.
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