Este panorama sombrío refleja la precariedad laboral y la creciente inseguridad que enfrentan no solo las trabajadoras sexuales, sino muchos otros sectores vulnerables en Cuba. La delincuencia, el abandono estatal y la falta de protección han dejado a estas mujeres expuestas a la violencia, sin una red de apoyo efectiva que las defienda de los peligros que enfrentan en su día a día.
Estos incidentes subrayan una tendencia alarmante de violencia y delincuencia en Cuba, sobre la cual se escribe cada día sin que se vislumbre al final del camino, una luz de esperanza.
La pérdida de Yosniel y la crítica condición de Fernández Álvarez no solo son tragedias individuales, sino también un sombrío recordatorio de los desafíos de seguridad que enfrenta Cuba hoy.
En las últimas horas, varios hechos delictivos cometidos en la isla fueron expuestos a través de Facebook para intentar demostrar, no que en Cuba los delitos se han exacerbado, sino que la policía está atenta para capturar a los ladrones y llevarlos ante la justicia.
Un empleado de la Empresa Mayorista de Guantánamo es detenido por llevar encima, sin motivo justificado, más de medio millón de pesos en moneda nacional. En consecuencia, el individuo se encuentra actualmente en proceso preliminar por el delito de especulación.
De la misma manera que un virus se adapta para sobrevivir y expandirse, los robos en Cuba parecen haber adoptado nuevas formas y tácticas, lo que representa un desafío constante para las autoridades y los individuos por igual. La capacidad de cambio y adaptación de estos delitos genera una sensación de incertidumbre similar a la experimentada durante una crisis sanitaria.
La cuestión de si es mejor atrapar a los delincuentes o reinsertarlos en la sociedad es un tema complejo y debatido en el ámbito de la justicia y la rehabilitación criminal. Ambos enfoques son importantes y complementarios en el sistema de justicia penal. Aquí hay algunas consideraciones sobre cada uno: