Que la fuerza laboral del campo se haya mudado a la ciudad, o que incluso la fuerza laboral en general haya disminuido con el éxodo de más de 200 mil cubanos en el último año; o que haya envejecido a causa del envejecimiento poblacional o a la baja tasa de reemplazo, como consecuencia de la baja natalidad en Cuba, son algunas de las razones por las cuales pudiera decirse que cada vez menos, hay personas en la isla trabajando en el campo y produciendo alimentos para el país en general.
Con menos brazos en el sector agrícola, es lógico que la situación alimentaria en el país podría empeorar paulatinamente si se tiene en cuenta además que tampoco el país recibe los ingresos necesarios para importar sus alimentos; si bien esta no debería ser la lógica en un país que ha sido eminentemente agrícola toda su vida y que, antes de 1959 llegó a tener casi una cabeza de ganado por habitante.
Pero, otros males ponen en peligro la situación alimentaria en Cuba. Uno de ellos es el cambio climático.
Aunque muchos ni siquiera creen que es real, lo cierto es que en Cuba cada vez llueve menos y cada vez los campos agrícolas están más erosionados. Eso, sin contar los que cada vez más se llenan de marabú y malas hierbas.
Un reporte de la agencia AP desde la isla señala que «las sequías y el aumento del nivel del mar ponen en peligro la agricultura de Cuba», y señala:
«Al igual que el resto del Caribe, Cuba sufre sequías más prolongadas, aguas más cálidas, tormentas más intensas y niveles del mar más altos debido al cambio climático. La temporada de lluvias, que ya era un obstáculo, se ha vuelto más larga y húmeda.»
La agencia entrevista a un productor agrícola que señala que en su familia van a tener que adaptarse «a comer menos porque con cada cultivo, cosechamos menos”, y resume sus cuitas diciendo:
“Mi futuro no pinta muy bien”.
El campesino argumenta que solía cultivar frijoles negros, pero debido al cambio climático «su producción de frijol negro ha caído un 70%»
Ya ni siquiera obtiene las ganancias suficientes para comprar insumos. El trabajo es tanto que en su finca, ahora, se requieren 5 personas para hacer el trabajo que antes, él solo hacía.
«Cuba tiene abundante sol, agua y suelo, los ingredientes básicos necesarios para cultivar plantas y alimentar animales. Sin embargo, al cambiar la forma en que funciona la naturaleza en el Caribe, el cambio climático está jugando con los elementos básicos de la productividad,» señala el reporte.
Otro campesino plantea:
“En este momento no hay dinero y no hay comida. Todo es más caro de lo que pueden pagar los salarios de la gente”.
Y no se trata solo de lo que produce la tierra. También de lo que se extrae del mar.
Muchas cooperativas pesqueras y pescadores del Occidente cubano sufrieron cuantiosas pérdidas y pérdidas totales de sus apeos de trabajo durante el paso del huracán Ian, y no tienen ni cómo sacar peces del mar. Muchos han usado los botes para, en lugar de salir de pesca, escapar del país.
Las leyes impuestas por el gobierno también son contraproducentes. La famosa ley de pesca es un látigo que azota a quienes viven del mar. Y en el caso de los campesinos, todavía se están preguntando dónde están – o por donde vienen – esos famosos 63 actores económicos que el país aprobó para mejorar la agricultura y que al parecer se quedó en eso: en una de las tantas promesas sin cumplir.
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