Parecía tenerlo todo: fama, dinero, colaboraciones con artistas de renombre y millones de reproducciones. Pero detrás del brillo del éxito, Ovidio Crespo -más conocido como Ovi- libraba una batalla silenciosa contra el sistema migratorio estadounidense. Una decisión judicial le cambió la vida… y estuvo a punto de mandarlo de regreso al país del que había escapado.
Podría parecer el guion de una película de redención, pero fue la realidad. Entre las paredes grises del Centro de Procesamiento Krome, en el sur de Florida, Ovi repasaba su vida como quien mira una película a punto de llegar al final. En tres meses de encierro, lo que estaba en juego no era solo su carrera musical: era su futuro entero.
La escena detonante fue un arresto derivado de un “malentendido con una persona”, según contó el propio artista durante una entrevista reciente con la plataforma Familia Cubana. Las autoridades lo pusieron bajo custodia migratoria, activando lo que en su jerga llaman un “hold”. Su deportación a Cuba era una posibilidad real. Y estremecedora.
“No me voy a ir del aeropuerto de Cuba”, confesó que pensó. “Me cogeré otro pasaje para Colombia o para México y haré corridos tumbados”. Así de desesperada era la situación. Porque, como dijo con voz entrecortada, allá no tenía nada. Ni un techo. Ni un escenario. Ni un plan.
Pero lo que verdaderamente le partía el alma era la posibilidad de no volver a ver a su madre ni a su hijo. “Lo que me asfixiaba era eso”, dijo. “Cuando yo estaba en inmigración, la única que estaba ahí era mi mamá”. Y si ella no hubiera estado “no sé qué habría hecho”.
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El joven cubano, fichado por el sello Rancho Humilde y aliado musical de artistas como Natanael Cano y Eladio Carrión, vivió entonces su propio calvario legal. Durante tres meses compareció ante la corte, luchando por no ser enviado de regreso a un país del que muchos solo sueñan con salir. Finalmente, recibió el tan anhelado perdón migratorio, una herramienta legal que solo puede utilizarse una vez en la vida. “Te perdonan por todo y te echan los papeles para atrás”, explicó el artista de 28 años.
Ese giro judicial fue su tabla de salvación. Según cuenta, su conducta intachable dentro del centro -“yo era un angelito en Krome”-, sus impuestos en orden y la labor de una abogada brillante fueron factores clave. Un cóctel perfecto en el momento justo.
Pero no todo fue solo espera. En medio de ese limbo, Ovi recibió un golpe emocional fuerte: el fallecimiento del reguetonero cubano El Taiger, justo el día de su cumpleaños. “Eso me cambió la mente”, dijo. “Hay que agradecer que estamos vivos”.
