Recientemente, la periodista cubana Luz Escobar aplicó la más reciente recomendación alimentaria y nutricional de Frei Betto, devenido el más inmediato gurú de la “comida alternativa” cubana y resucitador de las viejas y extremas alternativas de los años 90 cubanos: frió un plato de cáscaras de papa, que en estos momentos se expenden racionadas en las bodegas cubanas, a unas pocas 4 o 5 libras por persona. Así que ni la cáscara se puede decir que abunde.
Este sería el punto final a la andanada de bromas y memes que ha motivado la última intervención del brasileño en el programa Mesa Redonda, de la televisión oficial, donde además de recomendar platos muy bizarros para compensar las grandes carencias que aquejan al país, “regaña” al pueblo, y lo acusa de estar ansioso y por eso como mucho, y de adolecer de una incultura alimentaria que le evita apreciar los nutrientes de la hoja de zanahoria, la cáscara de limón y el pan de boniato.
Frei Betto al menos lo puso más fácil, pues experimentar con las cáscaras de papa y el resto de las previas sugerencias culinarias de funcionarios cubanos es mucho más engorroso. Pues para localizar las gallinas decrépitas de las que hablara el ministro de la Industria Alimentaria, Manuel Santiago Sobrino, quizás se necesiten habilidades especiales en psiquiatría o en gerontología, quizás en ambas. La tripa también prometida por Sobrino finalmente no fue muy accesible en las desérticas carnicerías cubanas, por lo que sus numerosas variantes quedaron sin probar.
Mucho menos aparecieron los avestruces, los cocodrilos y las jutías que prometió el nonagenario Guillermo García Frías en 2019, y que sellaron los destinos mediáticos de un hombre que nunca lo fue mucho, como sucede con casi todos los generales cubanos, que poco o nada se revelan a la luz. La carne de estos animales permanece vedada a las masas. Nadie nunca pudo testimoniar la delicadeza o el sabor del avestruz, y el cocodrilo y la jutía siguen siendo especies en peligro cuyo consumo es muy limitado.
La escasez de limón en los mercados, donde una libra puede costar hasta 100.00 pesos cubanos, con el riesgo de que luego no tenga jugo, también evitó comprobar la teoría del mandatario Miguel Díaz-Canel, de que la limonada —no el zumo puro del limón, sino esta bebida refrescante que lo combina con agua y azúcar, altamente recomendada por el programa Prismas bajo el Sol hace años— es la base de todo. Los cocineros franceses discreparían aduciendo que es la mantequilla la clave, pero eso tampoco podremos comprobarlo pues esta está ausente del aula también.
Entonces, Frei Betto gana el Forum de Ciencia y Técnica del gobierno cubano, gracias a la posibilidad bastante real de aplicar su innovación alimentaria, que “sustituirá importaciones”, según el clásico sonsonete de los reportes oficiales sobre los encuentros de la ANIR y sus descubrimientos. Luz Escobar contribuyó a su éxito, y algo tendrá que compartir del premio.
Quizás en el venidero evento culinario del Festival San Remo Music Awards, que se prepara en silencio con vistas a su realización a inicios de abril próximo, la cáscara de papa frita protagonice los buffets del Hotel Nacional, y otros chefs se aventuren con delicatessens de avestruz, jutía y cocodrilo, bajo el mando de Lis Cuesta. Los canapés de tripas y gallina decrépita posiblemente estarán aguardando entre bambalinas a los concursantes cubanos, junto a gélidos vasos de limonada.
Lo que debe ser seguro es la presencia de Frei Betto como presidente honorario del evento, donde quizás lo veamos finalmente luciendo un blanco traje de cocinero.
