El medio oficialista Radio Guamá publicó en su página web oficial un artículo que ponderaba el “alto valor nutritivo rico en proteínas, hidratos de carbono (azúcares fundamentalmente) y grasas” de la conocida como “Leche de cucaracha”, la cual pudiera ser considerada un “superalimento” y su porciento “de proteína es tan elevado como el que pudiera tener una soja vegetal, en torno al 45%. El contenido en azúcares también es elevado, aproximadamente un 25% y un 15% de grasa”.
El artículo fue retirado al poco tiempo del sitio y de las redes sociales ante la avalancha de críticas que provocó entre numerosos usuarios cubanos, en los cuales hubo quien hizo captura de pantalla que continúa circulando en el ciberespacio.
En el post de Facebook que promueve el texto —del cual existe también una captura de pantalla—, Radio Guamá advirtió que “el artículo que leerán a continuación es una curiosidad científica publicada por Mercatrace, plataforma española de bienestar y salud, que hemos querido compartir con ustedes”, subrayó que “el experimento, que nada tiene que ver con nuestra realidad, ofrece algunos detalles que pueden resultarle muy interesantes. Le invitamos a leer esta curiosidad científica hasta el final”.
La cautela de estas palabras delata que sus autores podrían haber previsto la acogida negativa de la información, en medio de la aguda crisis económica, social y política que tensa la realidad cubana de este minuto, que ha sido recientemente “matizada” por alternativas casi surrealistas como la carne de avestruz, cocodrilo y jutía prometida por el general nonagenario Guillermo García Frías, la tripa y la gallina decrépita garantizada por el ministro de la Industria Alimentaria, Manuel Santiago Sobrino, o la milagrosa limonada de Miguel Díaz-Canel que choca con el pequeño obstáculo de la carencia de limones en los mercados cubanos.
Las recientes recomendaciones alimenticias del brasileño Frei Betto, que sugirió freír cáscaras de papa, hacer dulce de cáscara de melón y comer pan de boniato, fueron superadas por esta “curiosidad” nutritiva que aumenta las cotas repulsivas de algunas de las anteriores “alternativas” y que deben haber provocado más de una mueca en los públicos. La leche de cucaracha debe haber ganado por amplio margen en índice de repugnancia y aversión.
Por si no fuera poco, se enfatiza en que el “aspecto de esta leche es de un color amarillo opaco, espeso y elevado sabor rancio; pudiendo incorporar pequeños grumos, producto del proceso de extracción de los cristales que posee esta secreción”, convirtiéndolo en algo casi insuperable.
El texto puntualiza, casi como detalle humorístico de alta acidez, que “el problema de esta leche es que se necesitarían muchos individuos de esta especie para la obtención de elevadas cantidades para su uso comestible”, algo que sin dudas no sería un problema en Cuba, donde si algo abundan son las cucarachas y los mosquitos. Aunque ya Colombia se adelantó y “ha sido el primer país en comercializar y distribuir esta leche de cucaracha”, que quizás en el futuro sea autorizada “en Europa para su comercialización”.
